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Los mercados chinos que venden animales vivos, aliados clave del coronavirus

En la ciudad de Wuhan se repitió lo que pasó en 2003 con la epidemia de Sars: la transmisión de un virus de animales a humanos.
SÁBADO 25 DE ENERO DE 2020

El coronavirus que se está propagando en China y el brote de Sars de 2003 tienen dos cosas en común: ambos provienen de la familia de los coronavirus, y ambos comenzaron en "mercados húmedos". Estos proliferan en China y en general en Asia y Medio Oriente. En ellos se venden animales vivos o sacrificados delante del cliente. Las condiciones higiénicas son pésimas y esto facilita la propagación del virus.

En estos mercados, los puestos al aire libre se unen para formar estrechos carriles, donde los locales y los visitantes compran cortes de carne y productos vivos, que se sacrifican muchas veces en ese momento. Un puesto que vende cientos de pollos enjaulados puede estar junto a un mostrador de la carnicería, donde se corta la carne cruda mientras una jaula mantiene perros para ser sacrificados. Se venden liebres y civetas —un pequeño mamífero que se cree fue el portador del Sars en 2003. Los puestos de mariscos exhiben relucientes pescados y camarones vivos. En Wuhan se cerró el mercado de mariscos donde se cree se originó el actual brote epidémico, y todos los demás "mercados húmedos" de la ciudad. Pero en China es una práctica extendida, de tradición milenaria. Algo similar ocurre en gran parte del resto de Asia y en muchas naciones de Medio Oriente.

Los "mercados húmedos" ponen a las personas y a los animales vivos y muertos —perros, pollos, cerdos, serpientes, civetas y más— en constante contacto cercano. Esto facilita que un virus pase de un animal a un humano.

El miércoles, las autoridades de Wuhan prohibieron el comercio de animales vivos. El mercado donde se cree que comenzó el brote, el Mercado de Mariscos de Huanan, fue cerrado el 1º de enero. El coronavirus que surgió allí ha matado hasta ahora a 26 personas e infectado a más de 900.

"Los mercados de animales vivos mal regulados, mezclados con el comercio ilegal de fauna silvestre, ofrecen una oportunidad única para que los virus se propaguen de los anfitriones de la fauna silvestre a la población humana", dijo la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre en un comunicado.

Zoonóticas

Los coronavirus son enfermedades "zoonóticas", lo que significa que se propagan a las personas a partir de los animales. En el caso del Sars, y probablemente también en este brote de coronavirus de Wuhan, los murciélagos fueron los anfitriones originales. Los murciélagos infectaron entonces a otros animales, lo que transmitió el virus a los humanos. Existe asimismo la versión de que en Wuhan se hace una especialidad gastronómica repugnante: murciélago en caldo. Pero esto es algo que ha circulado a nivel de la prensa amarilla, apoyado en videos de dudoso origen. No se ha podido comprobar en forma fehaciente este hábito. Lo cierto y real es que los "mercados húmedos", pese al Sars y otras alertas, persisten en China. Allí se sacrifican animales y se tiran las vísceras en un recipiente o directamente a la calle. Se pueden ver manchas de sangre fresca y animales recién sacrificados colgando de un gancho. Ciertamente, un "mercado húmedo" chino no podría abrirse en Europa, Estados Unidos, ni tampoco en Japón o Corea del Sur. No al menos con las pésimas prácticas higiénicas que se observan en China.

El influyente diario de Hong Kong South China Morning Star, publicó ayer un editorial firmado en el que se exige el cierre de los "mercados húmedos". "Pekín debería cerrar los mercados de alimentos de animales vivos para evitar que surjan enfermedades similares en el futuro", afirma el diario, que sin embargo matiza: "La ciencia muestra que los temores de una mortalidad masiva inminente son infundados. En términos evolutivos, una enfermedad que depende de la transmisión entre humanos tiende a ser leve; las personas infectadas tienen que estar lo suficientemente bien para propagarla. Sin embargo, mientras existan mercados que vendan animales exóticos para la alimentación, la probabilidad de que surjan otras enfermedades nuevas seguirá siendo alta".

Hacer realidad esa exigencia significará una revolución de las costumbres en toda la población china, para sacar del menú animales como la civeta, y a la vez una gran inversión en instalaciones que permitan barreras higiénicas. Japón y Corea del Sur han hecho esto hace décadas.

Fuente: La Capital


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