En un relato en primera persona, Sebastián Cuattromo contó cuánto le costó, después de 10 años, visibilizar su propia historia. El fundador de la ONG Adultxs por lo derechos de la Infancia, relató que en su casa no lo podía contar, en la escuela religiosa a la que iba tampoco. Tenía doce años cuando vivió el primer abuso por parte de un docente y religioso de la escuela a la que asistía.
"Mi adolescencia y mi primera juventud fueron de mucho sufrimiento. Como nos sucede a todos, se me dificultó mucho el desarrollo de mi vida tanto en términos personales como sociales. Esto te afecta de modo íntegro", expresó.
Hubo una coincidencia que Sebastián remarca: mis abusos sucedieron en 1989 y 1990, justo cuando estalló el Caso del entrenador de fútbol conocido como "Bambino" Veira. "Soy contemporáneo a la corrupción de un niño que perpetró este entrenador, hoy desgraciadamente un personaje mediático y que encarna el prototipo de un macho ganador, una mirada nefasta"..
Y contó que lo más tremendo para él, un jovencito futbolero hincha de San Lorenzo, equipo que Veira dirigía, era estar en la tribuna con miles de hinchas que con canciones se burlaran de la víctima de Veira.
Veinte años después de haber padecido esos abusos y tras doce años de lucha judicial, Sebastián logró que este hombre fuera a la cárcel. También logró, en ese momento, hablar públicamente de su caso.
Según relató más tarde, junto a Silvia Piceda, una compañera también abusada que conoció en su transitar por la Justicia, conformaron Adultxs por los derechos de la infancia, un grupo de personas que padecieron abusos en su niñez o juventud y que cada sábado se reúnen para intercambiar experiencias.
El grupo también se convirtió en un modo de militancia pública para que este tema tabú deje de ser ignorado por la sociedad.
Como dato extra y ante la falta de estadísticas en nuestro país Cuattromo citó números que Unicef maneja sobre lo que ocurre en Europa y que indican que uno de cada 5 niños son abusados y en uno de cada dos de ellos, el abuso se concreta el el seno familiar o en el círculo afectivo más cercano, lo que los hace imposibles de prevenir.