La casa Juan Diego funciona hace más de 20 años en Santa Fe, en la asistencia y formación de niños y jóvenes en situación de calle. Su directora, Lilia Suárez reclamó en diálogo con LT9 por el retraso en el pago de los fondos asignados a los centros de Centros de día para su funcionamiento. “Sin este dinero en estos días entramos en cesación de pagos” dijo.

La última remesa que recibieron fue en el mes de abril, del convenio del año anterior. Este año no han tenido ninguna novedad sobre renovación de convenios, explicó que les dicen que ya van a salir pero nada a ciencia cierta. Suárez explicó que los jóvenes que atienden requieren de mucho seguimiento, un acompañamiento muy cercano, motivo por el cual durante los primeros meses de la pandemia pidieron autorización para llegar hasta las casas. Allí se recorría con atención no sólo de los chicos que eran concurrentes a la institución, sino también a sus familias con alimentos y elementos de higiene, intentando además que no tengan que circular para evitar el contagio.

Además comentó que a principios de año habían iniciados unos programas de capacitación para el trabajo, que trataron de adaptar y sostener durante la pandemia, pero que todo eso se va a venir abajo, si no cobran esos fondos que les que remite Desarrollo Social.

La Directora de la Casa Juan Diego definió la situación como muy grave, al punto que en la segunda mitad de setiembre entran en cesación de pagos con los proveedores, los capacitadores y no van a poder sostener la ayuda que alcanzaban a los domicilios de los concurrentes. Hasta ahora gracias a unos ahorros y colaboración de gente lo pudieron sostener, pero a partir de ahora ya no lo van a poder sostener.

“En este momento tan particular cuando se hace más necesario que nunca el trabajo de las organizaciones para contener a los chicos y tratar de acercarlos a una vida mejor, se nos hace imposible por la falta de recursos,” aseguró Suárez.

Con la pandemia el trabajo se trastocó pero se fue llevando adelante de otra manera, a la distancia, pero manteniendo fundamentalmente la contención de los profesionales. Tanto los terapistas, como los psiquiatras y psicólogos igual que los acompañantes estuvieron  acercándose a las casa de los chicos con un permiso especial de las autoridades. 

En este momento no tenemos el dinero para pagar a los capacitadores, así que todo ese trabajo se va a interrumpir, insistió la encargada del Centro de día.

Lilia Suárez terminó diciendo “nos sentimos desprotegidos y sin comunicación. No nos dicen que van a hacer y nosotros no sabemos que decirles a los capacitadores y es muy feo dejar a los chicos a mitad de camino, sin su salida laboral. Es muy feo lo que estamos pasando”.