Luego de tres meses de investigación, la División Delitos Contra el Automotor de la Superintendencia de Investigaciones Federales de la Policía Federal (PFA) desbarató una organización dedicada a la venta de repuestos de autos robados en cuatro lugares de acopio. Se incautaron además piezas por un valor de 50 millones de dólares y 31 personas quedaron detenidas.

La orden del operativo fue dada por el fiscal de Neuquén, Diego Fermín Azcarate, quien estaba a cargo de la causa.

Según fuentes de la investigación, los rodados eran sustraídos por un sistema de células de la organización que operaban en diversas provincias del país, luego eran trasladados hacia los predios de la Patagonia Argentina y allí eran finalmente desarmados para su posterior comercialización de autopartes.

Se desprende de esta investigación que las organizaciones criminaciones relacionadas a la mafia del desarmadero, en los últimos tiempos, han comenzado a migrar desde las zonas metropolitanas hacia el interior del país.

Desde la PFA trascendió: “Los investigamos durante meses y hoy los detuvimos. Intentan esconderse acá en el interior, pero no van a poder”. Y se destacó la peligrosidad que existe detrás de la actividad comercial ilegal dado que inician con robos de autos violentos, causando crímenes y muertes evitables.

Durante los allanamientos, también se constató la ausencia de medidas de seguridad ambiental, comprobándose que producto de las acciones de desarme y acopio vehicular, el derrame de hidrocarburos nocivos y contaminantes; motivo por el cual fueron tomadas muestras de suelo no consolidado para su posterior análisis.