La Iglesia Católica brasileña aseguró ayer miércoles que hay que luchar contra la "mentira" el "odio", el hambre y el desempleo en esta campaña electoral, durante el sermón del Día de la Virgen Aparecida, patrona de Brasil, en el marco de una suerte de "guerra santa" lanzada por el presidente Jair Bolsonaro, que acudió al santuario más importante del país entre aplausos y abucheos.
"María venció al dragón. Ella vencerá a muchos más. El dragón que es tentador, el dragón que ya fue vencido, el de la pandemia, pero tenemos el dragón del odio, que hace mal, el dragón de la mentira, que no es de Dios, es maligno. El dragón del hambre, del desempleo y la incredulidad", dijo en la homilía el obispo de Aparecida, Orlando Brandes, que envío mensajes a la clase política, sin nombrar a nadie nominalmente, pero en declaraciones a la prensa se mostró molesto con los mensajes de Bolsonaro tanto para evangelistas como para católicos.
La ciudad del interior de San Pablo recibió a más de 500.000 peregrinos este feriado del 12 de octubre, que en Brasil es el Día de la Virgen de Aparecida y el Día de la Niñez.
La Basílica de Aparecida, que fue el primer destino en el exterior del papa Francisco en 2013, tiene capacidad para 35.000 personas.
Bolsonaro acudió con su círculo de políticos paulistas más cercanos, vestido con una camisa amarilla, luego de haber inaugurado un templo evangelista en Belo Horizonte, Minas Gerais, donde participó de un culto ante miles de personas, ante las cuales lanzó una serie de "fake news" para acusar a su rival en el balotaje del 30 de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva, de promover la legalización del aborto y la droga y el impulso a los baños unisex en las escuelas.
Dentro de la Basílica hubo abucheos y también gritos a favor del excapitán del Ejército, de ultraderecha, al que llamaron "mito", y que no comulgó durante la ceremonia.
Identidad religiosa
El obispo Brandes mostró incomodidad con el doble juego de Bolsonaro, que se dice católico, pero también fue bautizado por pastores amigos en el río Jordán y adhiere al neopentecostalismo evangélico, del cual es activista su esposa, Michelle Bolsonaro.
Ante una pregunta de la prensa, respondió: "El presidente es recibido con todo respeto. Y no puedo juzgar a las personas, pero necesitamos tener una identidad religiosa. O somos evangelistas o somos católicos".
La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) repudió el sábado el uso de la religión con fines electorales, luego de que se opusiera a la presencia de Bolsonaro el fin de semana en Belém, estado de Pará, en las peregrinaciones católicas del Cirio de Nazareth, mayor celebración latinoamericana en cantidad de personas.
El obispo pidió a la población "ejercer la ciudadanía votando". "Es necesario ejercer este derecho y poder del pueblo", subrayó.
Si Bolsonaro careció de discursos y grandes gestos en el santuario de Aparecida, ocurrió todo lo contrario dos horas antes del otro lado de la Sierra de la Mantiqueira, en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, segundo estado con más electores del país y clave para alcanzar a Lula.
La Iglesia Católica tiene en general una mejor relación con Lula, con el que tiene algún tipo de diálogo, con el envío de mensajes y viajes al Vaticano de aliados, e incluso el papa Francisco le envío una carta de apoyo en 2018 cuando estaba en prisión. (Telam)