Gustavo “Chivo” Casermeiro repasó los momentos más intensos del equipo que revolucionó el básquet santafesino en 1984, cuando Unión se consagró campeón invicto y consiguió el primer ascenso al máximo nivel de la Liga Nacional.
Desde San Guillermo, el exjugador evocó a un plantel que marcó una época, potenciado por la llegada de los primeros extranjeros que tuvo la ciudad.
Casermeiro recordó que tenía apenas 20 años cuando aquel equipo, dirigido por Justo “Conejo” Reynoso, comenzó a llenar la Tecnológica partido tras partido.
Una “revolución deportiva”
La novedad llegó con los estadounidenses John Hedgwood y Howard Lee McNeil, “muy buenas personas además de excelentes jugadores”, dijo y destacó que modificaron el ritmo, la potencia física y el estilo de juego.
El santafesino recordó una escena que muchos hinchas mayores de 45 o 50 años pueden traer a la memoria: un McNeil de más de 2,03 metros intentando llevar la pelota como base, mientras el equipo le indicaba que fuera “abajo del aro”.
Aquella mezcla entre talento, potencia y desparpajo generó un básquet rápido, explosivo y atractivo, que convirtió al equipo en una cita obligada incluso para hinchas de otros clubes.
Un equipo que trascendió Santa Fe
El exjugador subrayó que no solo la parcialidad tatengue seguía al plantel: “Los mismos jugadores de otros equipos del torneo local iban a vernos”, recordó en Aires del Interior.
Esa identificación colectiva marcó un punto de inflexión en el básquet santafesino y abrió camino para la aparición de otros proyectos, y más adelante retornos de figuras como Hedgwood, que luego jugó en varias instituciones.
Casermeiro también destacó el rol de los dirigentes que apostaron fuerte por aquel proyecto inicial, mencionando a Pepe Solito, Chiche Erasarva y Alberto Tur como piezas clave.
Los nombres que hicieron historia
En el repaso no faltaron los recuerdos para quienes dejaron una marca profunda en ese equipo
Mengue Rosano, a quien envió un “abrazo al cielo”; Carlos Delfino padre, recordado por sus dobles; Daniel Guglielmone, por sus triples; y William “Willy” Mone, con sus bandejas aparecieron en la memoria.
“El equipo era un rejunte de jugadores importantes de distintos lugares, más los de Unión, y con los americanos se potenció muchísimo”, resumió.
El presente del básquet santafesino
Sobre la actualidad, Casermeiro señaló que sigue a Unión desde donde puede -por televisión o por radio- y valoró que el Tate sea el único representante santafesino en la elite del básquet argentino.
Dijo que le gustaría ver al equipo “con un salto más de calidad”, especialmente en la contratación de extranjeros, para competir con firmeza entre los diez o doce mejores de la Liga.
Entre los recuerdos espontáneos, evocó los viajes improvisados con los americano.
“Llegaba el fin de semana y John me decía ‘vamos a San Francisco’”, contó entre risas, recordando su Torino y los aportes que hacían los extranjeros cuando el presupuesto ajustaba.






















