"Estamos muy mal si consideramos que el Mundial puede interferir o frenar los reclamos de los trabajadores", resumió el triunviro Héctor Daer respecto a la consulta sobre frenos o condicioamientos a la medida de fuerza que definirá mañana la CGT y el escenario mundial con sede futbolística en Rusia.
De hecho la visita del senador Miguel Angel Pichetto a Azopardo no fue casual a la luz de la sintonía que refrendó en su oratoria respecto de la ley antirafazo. Como tampoco los sectores que integran la multisectorial 21F, con fuerzas gremiales y movimientos sociales apostando a poner fecha a la huelga ni tampoco que las CTA dejaran sin efecto la medida que habían convocado para este viernes. Aun en su propia diáspora la CGT tomó nota de la secuencia económica post cimbronazos y tsunamis de la economía que lejos de apaciguarse siguen deteriorando el esquema económico en vigencia.
La duda central pasa a ser además de la fecha del paro general si habrá movilización en la jornada de lucha que se determine. Elementos económicos, despidos en torrente o goteo, paritarias exiguas, temor a perder el trabajo y otros ácidos vulneran el escenario laboral.
La reforma laboral que vuelve a potenciarse desde el Gobierno es para no pocos referentes cegetistas "nafta sobre el fuego" y los argumentos del oficialismo "humo sobre el agua".
Mañana, tras la reunión del Consejo Directivo de la CGT, se confirmará cual será la fecha de la huelga. ¿Las opciones? El 14 de junio, día que empieza el Mundial, o a fin de mes. Tiene quórum y cuasi mayoría la variante para desarrollarla sin movilización y contará con el apoyo de la mayoría de los gremios aglutinados en la central obrera. Así, el triunvirato juega una de sus cartas más fuerte de cara al 22 de agosto, cuando se renueven las autoridades cegetistas.
"El paro no es un fin en si mismo", replicó Daer ante la consulta de los periodistas, apelando a un tópico del cual suelen echar mano en el movimiento obrero para graficar el escenario de estas horas. Dicha reflexión también es un mensaje indirecto para remarcarle a la Casa Rosada que achicaron el campo de juego del diálogo a la mínima e irrespirable situación. Incluso teniendo en cuenta que las exposiciones de Gerardo Martínez (UOCRA), Pedro Wasiejko (CTA) y otros referentes plantearon globalmente que nuestro país sufre algo más que el regreso al FMI.
Martínez fue puntual para considerar, aún desde su organización donde el empleo creció dentro del actual modelo económico que la brecha social entre poderosos y trabajadores ha crecido mucho más que la cotización del dólar con o sin corrida cambiaria.
¿Qué factores merman la energía para concretar una huelga nacional "en serio" como reclamó el moyanismo, las CTA y los movimientos sociales? El clásico temor a ser considerados "desestabilizadores" no aparecerá en la faz pública/mediática pero es una cautela que cíclicamente desde 2001 a la fecha ha dado registro en las cúpulas sindicales.