La CGT resolvió de manera incruenta su interna con la extensión de la vida útil del triunvirato de conducción aunque apuntalado por una mesa de asesores ampliada, con la participación de los máximos jefes sindicales e incluso de dirigentes hasta ahora marginados de la estructura. En esa línea el 22 de agosto fecha en la que originalmente estaba previsto realizar un Congreso de recambio de autoridades- habrá un plenario de secretarios generales con el objetivo de definir una estrategia de acción contra el ajuste económico planteado por el Gobierno y, de paso, el destino de la jefatura de la central.
El plenario es una instancia poco frecuente en la vida interna de la CGT que no tiene facultades resolutivas pero, dado el volumen político y gremial de sus concurrentes, su trazado estratégico resulta insoslayable. La última convocatoria de esas características fue el 5 de agosto de 2016, dos semanas antes de que la central fusionara sus hasta entonces tres versiones en una sola. Aquella jornada tuvo como líderes los que fungían como secretarios generales de sendas CGT: Hugo Moyano, Antonio Caló y Luis Barrionuevo.
En esta ocasión se prevé que aquel trío podrá repetir protagonismo y sumar a los actuales triunviros, Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña. Y también incorporar a dirigentes todavía marginados del Consejo Directivo como el mecánico Ricardo Pignanelli, los jefes del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), Omar Viviani (taxistas) y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), y los referentes de la Corriente Federal de Trabajadores (CFT) con el bancario Sergio Palazzo a la cabeza. De igual forma podrán participar otros gremialistas de peso como los de las organizaciones de la energía nucleadas en la Catheda, cercanos al Gobierno.
La convocatoria fue la solución propuesta ayer por varios concurrentes a la reunión del Consejo Directivo de la CGT, que sesionó por más de tres horas, para descomprimir la tensión interna creciente entre los "gordos" de los grandes gremios de servicios y los "independientes" de buen diálogo con el Gobierno, con los grupos más opositores referenciados en Moyano, la UOM y el Smata. Los dos primeros espacios lograron su propósito de extender la vigencia del triunvirato, que de acuerdo a su planificación continuará en funciones al menos hasta fin de año, en tanto que los opositores se adjudicaron la inauguración del plenario como espacio de cogestión así como la apertura de mesas permanentes de asesoría del triunvirato.
En ambos campamentos se declararon ayer victoriosos y destacaron el consenso que tuvo la moción, expuesta en el debate por el petrolero patagónico Guillermo Pereyra y sostenida por el ferroviario Omar Maturano (La Fraternidad) y el cervecero Carlos Frigerio. Como había adelantado este diario todos los sectores acudieron ayer al encuentro resueltos a bajar el nivel de confrontación y a acallar los ánimos rupturistas que alimentaron reuniones previas.
La semana había arrancado con los ecos de una declaración de Caló que le exigía a la CGT cumplir con la renovación pautada para el 22 de agosto bajo la amenaza de una "autoconvocatoria" de los opositores, a lo que le siguió Schmid que daba por sentada su salida de la central para no emular a Jorge Sampaoli en el seleccionado de fútbol, y Pignanelli con su advertencia de propiciar una ruptura si no se aceleraba el recambio.
La solución salomónica de ayer no pondrá fin, de todos modos, al nuevo entramado que montaron Moyano, Caló y Pignanelli junto al MASA y la CFT. De hecho esa dirigencia volverá a verse las caras el 24 de julio en la sede del gremio de pilotos APLA por cuarta vez en pocas semanas. En esa oportunidad analizarán el resultado del Consejo Directivo de ayer y la posible adhesión de otros gremialistas a los reclamos por una pronta renovación en la central.
Esa demanda, que tiene como horizonte más inmediato el mes de octubre, contrastará con los sectores tradicionales que intentarán diferir hasta el año que viene el debate sobre el recambio del triunvirato en pos de focalizar la atención en la pulseada con el Ejecutivo. El argumento de "gordos" e "independientes" para sostener esa posición es que por encima de la interna debe priorizarse la administración del conflicto con una administración de Mauricio Macri abocada a cumplir con las pautas del Fondo Monetario.