La primera misión del Fondo Monetario Internacional arribará mañana en medio de señales negativas de la economía. La delegación encabezada por el italiano Roberto Cardarelli revisará durante diez días las metas de inflación, déficit y reservas comprometidas entre el Gobierno y el organismo multilateral, para definir si aprueba el próximo desembolso por u$s3.000 millones, en un contexto de suba del dólar y del riesgo país, y de elevada volatilidad en el mercado internacional, con epicentro en Turquía.
Los analistas advierten que el FMI debería apurar los giros trimestrales para despejar las dudas de los inversores externos sobre la Argentina, ante las dificultades que muestra el país en sus necesidades de financiamiento de corto plazo -en particular con las Letes en dólares- y el terremoto político provocado por la aparición de los cuadernos Gloria, que demostró un entramado de corrupción en la obra pública que atraviesa a la primera plana del empresariado. "Fue un error que el memorándum se extendiera hasta el 2021, tendría que haber tenido una duración de un año y medio", cuestionaba un economista preocupado por los abultados vencimientos en moneda dura que quedan hasta febrero.
En ese sentido, la lectura que realizan en el mercado es que el Fondo debería destrabar anticipadamente el dinero o lanzar una línea de contingencia para despejar el panorama hasta las elecciones de 2019 y así llevar calma a los operadores.
Sin embargo, hay motivos por los que una renegociación del entendimiento no sería viable. Para Martín Alfie, de la consultora Radar, "el staff técnico que comanda Lagarde apoya políticamente al Gobierno, pero la junta directiva conformada por los países que ponen el dinero, quieren recuperarla y por eso pusieron recaudos a la hora de dar el préstamo, para que el repago sea viable".
En el Gobierno destacan que el crédito por u$s50.000 millones, equivalente al 1.000% de la cuota que paga la Argentina al Fondo, muestra el apoyo que todavía tiene el país en la comunidad financiera internacional y en el concierto de las grandes naciones. Pero Alfie plantea que aún así no están dispuestos a arriesgarse a que "se vayan u$s20.000 millones en dos semanas" como podría ocurrir si aceleran el ritmo al que el organismo entrega el dinero en el marco del entendimiento.
Por lo pronto, la inflación interanual de junio superó la primera cota superior pautada por el Fondo, ya que estuvo arriba del 29%. Por lo tanto, los funcionarios de Hacienda y del Banco Central deberán darle las explicaciones pertinentes a los delegados del FMI. El dato oficial de julio se dará a conocer el miércoles, cuando Cardarelli vaya por su segundo día de visita. Las estimaciones preliminares vaticinan un IPC cercano al 3%.
En cuanto a las reservas, el acuerdo pone un piso de variación positiva de u$s200 millones. En junio el primer tramo del préstamo permitió cumplir holgadamente con ese requisito, pero la baja registrada en julio y lo que va de agosto, podría llevar al organismo a flexibilizar esta exigencia. A tal punto que habilitaría al Central a usar esos dólares para comprar Letes, la otra "bola de nieve" paralela a la de las Lebac que tanto preocupa al mercado o incluso más, porque se pagan en dólares pero pueden suscribirse con pesos y además no pueden ser licuadas como ocurre con los títulos emitidos por el BCRA.
Donde sí se vienen haciendo los deberes es en materia fiscal, en donde el Ejecutivo viene cumpliendo con la baja del rojo solicitada por el Fondo.