Fue una noche por de más de agitada para los vecinos de barrio Alfonso.
Todo comenzó poco antes de la 1 cuando un Fiat Uno, modelo 1994, que estaba estacionado frente a un taller mecánico (en calle San José al 2100) se prendió fuego.
Las llamas fueron advertidas por una vecina que se comunicó con el dueño del taller, el que concurrió de inmediato, mientras llamaba a los bomberos.
Si bien los servidores no tardaron en llegar, la intensidad del siniestro fue de tal magnitud que provocó la destrucción total del vehículo.
Como es de rigor, las causas del incendio quedaron sometidas a peritajes, aunque la hipótesis más firme da cuenta de que se trataría de un episodio intencional.
Pero minutos después de este incidente una vecina que vive al lado del taller en cuestión (en San José al 2100) se vio sorprendida cuando escuchó ruidos dentro de su propiedad.
Con sigilo la mujer se asomó para ver qué estaba ocurriendo y fue entonces que descubrió la silueta de un extraño, el que estaba en la planta baja del inmueble.
Para evitar mayores problemas la mujer llamó a una vecina y le encomendó que lanzara el pedido de auxilio al 911.
Los uniformados llegaron rápido aunque el intruso ya había abandonado la casa, dejando en el lugar una mochila que contenía distintos objetos de electrónica que pensaba llevarse.
A partir de entonces se montó un operativo de búsqueda por toda la zona, del que tomaron parte numerosos efectivos.
Los rastreos dieron sus frutos cuando se detectó que el malviviente (un muchacho de 24 años) estaba oculto en una finca de calle Mendoza y pasaje Mitre, donde finalmente se le dio captura.
“Todavía estoy sin dormir. Primero fue el incendio del auto y luego todo esto que pasó en mi casa. Encima el susto fue doble, porque yo también por falta de espacio hago ‘dormir’ mi automóvil en la calle. Por suerte se salvó. Pero este barrio hace rato que dejó de ser tranquilo. Yo tengo hijos chicos y no puedo seguir viviendo así. Ya tomé la decisión de irme de acá”, narró Noelia, la vecina que soportó la tensa situación.
Fuente: El Litoral