Los datos de importaciones y exportaciones de bienes de noviembre que publicó ayer el Indec funcionan como doble indicador: por un lado, dieron cuenta de que el balance comercial comienza a dar un poco de aire a un mercado cambiario todavía muy apretado por la fuga de capitales y los pagos de intereses de la deuda. Por otro lado, dieron cuenta de que la actividad económica continua virtualmente paralizada. Y es que la aparición de un superávit de u$s979 millones se dio principalmente por el fuerte desplome de las importaciones, especialmente las relacionadas con la actividad productiva.
Sin ir demasiado lejos, lo que mostró el informe del Intercambio Comercial Argentino (ICA) fue que las importaciones tuvieron un derrumbe de 29,2% (34,4% en cantidades) en la comparación con noviembre del 2017. Y hacia adentro resulta destacable el desempeño de las que están directamente relacionadas con las capacidades productivas. Es decir, los bienes que las empresas importan para fabricar productos.
Fue así que las compras externas de bienes de capital cayeron 40,5% en cantidades. Y las piezas y accesorios de bienes de capital se contrajeron 48,7%. Los bienes intermedios acompañaron con un negativo de 8,8%. Por su parte, las importaciones de bienes de consumo cayeron 30,9% y las de vehículos de pasajeros 48,3% El alivio en términos de divisas, al que se le suma la mejora de 0,7% en la ocupación hotelera de octubre publicada ayer por el Indec, que da cuenta de una mejora también en el balance de turismo, es un hecho. Y le genera cierto alivio a una economía que todavía no terminó de solucionar la fuga de divisas. En ese sentido, habrá que observar lo que arroje hoy el balance del MULC que publica todos los meses el BCRA, con los datos de la Formación de Activos Externos (FAE) de octubre.
La devaluación hizo su trabajo: frenar a la actividad para corregir al menos temporalmente el balance externo. "El problema siempre es externo en Argentina y la solución entre infinitas comillas es una devaluación, que lo que hace es contraer lo suficiente para que puedas seguir fugando y pagando deuda, que no se paga con resultado fiscal sino con resultado externo porque no se paga en pesos. Lo que queda claro es que este excedente de divisas no se usa en la producción ni en el disfrute potencial del consumo. Es para que algunos puedan fugar billetes y otros cobren la deuda", explicó el economista del CESO, Estanislao Malic.
El director de Macroview, Pablo Goldín, coincidió en que "es un dato que tranquiliza en términos de divisas pero que intranquiliza porque demuestra que la recesión es terrible". Y agregó que para el 2019 espera un superávit comercial abultado: "La recesión se va a sostener sobre la importaciones, que van a seguir muy anémicas, y por otro lado la novedad va a ser un aumento de exportaciones, ya que si todo sale bien la cosecha va a rendir. En el 2020 puede aparecer una ayuda complementaria, como las exportaciones de Vaca Muerta". Malic fue un poco más escéptico. "La devaluación como solución al problema externo es cortoplacista y Vaca Muerta no alcanza. Para mantener los niveles de fuga de la Argentina necesitás que las exportaciones crezcan 50% contra los niveles de 2017", dijo.