Una bala asesina terminó con la vida de Daniel Francisco Aguirre (24), en un sangriento hecho ocurrido en barrio Guadalupe y que deja planteados varios interrogantes.
Del incidente se supo la tarde del sábado, minutos después de las 15, cuando numerosos disparos de arma de fuego sobresaltaron a los vecinos que viven en la zona de Ayacucho al 1600.
Según versiones confiables los tiros partieron desde un Peugeot 307, con vidrios polarizados, donde se conducían al menos cuatro hombres.
Los sicarios detuvieron por un momento el vehículo e iniciaron una demencial balacera contra el frente de una vivienda. Pero uno de los proyectiles ingresó por la ventana y fue a impactar en el pecho de Aguirre, quien cayó al suelo prácticamente fulminado.
Una vez consumado el ataque sus autores fugaron a toda velocidad, ignorando los resultados de su acción. Lo que siguió fueron gritos desesperados por parte de vecinos y allegados a Aguirre que reclamaban la presencia de una ambulancia.
La unidad sanitaria trasladó al infortunado hasta el hospital José M. Cullen donde arribó en condición desesperante. Los médicos diagnosticaron herida de arma de fuego en tórax, con orificio de entrada sin salida, y ordenaron una intervención quirúrgica de urgencia. Pese a los esfuerzos realizados, dos horas después, se produjo su deceso.
¿Lo mataron por error?
Puede decirse que Daniel Aguirre era un vecino “nuevo” del barrio. Hacía poco tiempo que alquilaba esa casa y se ganaba la vida como empleado de una empresa de seguridad. Quienes lo conocieron o tuvieron algún trato con el, lo describieron como un muchacho tranquilo y respetuoso.
Atentos a esta descripción los pesquisas suponen que los disparos quizás no hayan sido para el. Dicho en otras palabras; lo mataron por error.
No obstante otras hipótesis permanecen abiertas y no se descarta tampoco que el joven haya sido blanco de alguna venganza.
Mientras tanto los investigadores pugnan por conseguir alguna pisto o algún dato que los conduzca hasta los rufianes que consumaron la balacera.