A pesar de la recesión económica y la fuerte caída del consumo, las cadenas de hipermercados, supermercados provinciales, almacenes y centros mayoristas subieron el precio de varios alimentos hasta el 10% en los últimos días, con la harina nuevamente al frente.
De acuerdo con varias fuentes del retail consultadas, Unilever (productos de limpieza) elevó el precio de sus productos un 12%; Molinos Cañuelas subió hasta 10% el valor de la harina; SC Jonhson, 10%; fideos, 5%; y gaseosas y cervezas, hasta el 8 por ciento.
Desde los canales consultados señalaron que las listas no contienen una fundamentación de los aumentos de precios. La hipótesis principal es que son subas que, para los empresarios, estaban "pendientes" del año pasado, lo que se denomina "inflación reprimida" en algunos casos por el movimiento del dólar y el valor de insumos como el plástico.
Las fuentes supermercadistas y del sector mayorista aclararon que estos aumentos se suman a que se produjeron a mediados de enero, a cargo de la empresa Molinos Cañuelas, que había remarcado 15% la harina y el pan rallado; Coca Cola, hasta 14%; Papelera del Plata (pañales y papel higiénico; servilletas y rollo de cocina), 7%; y vinos Peñaflor, 5%. De esta forma, la harina empezó el año de la peor forma, habiendo sido durante el año pasado unos de los bienes más remarcados y tan esenciales en el consumo.
La decisión de las empresas nucleadas en la cámara Copal deja muy mal parado nuevamente al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, quien se aventuró a señalar que "en los próximos meses los precios se desacelerarán". La remarcación de bienes tan sensibles como la harina y fideos, más productos de higiene personal, resulta un "mazazo" a las expectativas oficiales que esperan una baja de la inflación y consecuentemente, de los precios finales para el consumidor.
Si bien los índices inflacionarios estarán por debajo de los meses anteriores, no existe un plan del Gobierno para controlar los aumentos de precios, ya que no se producen reuniones entre el Ejecutivo y los formadores de precios, como lo son la industria alimenticia y las grandes cadenas de hipermercados. En el primer caso, las firmas productoras nunca argumentan las remarcaciones.
En un escenario donde se espera una inflación menor, desde una de las cadenas dijeron a este medio que "siguen las tandas de aumentos con el cambio del año; parece que no cambió nada a pesar de la recesión. Estamos a oscuras y no vemos una salida cercana". Otras fuentes del retail señalaron que las empresas apuestan todavía por mayor rentabilidad, a pesar de la baja en el consumo y "a costa" del bolsillo de los consumidores, un fenómeno que se observa muy especialmente en el mercado argentino.
La industria alimentaria registró en el 2018 una fuerte caída en las ventas internas especialmente de la mano de las economías regionales. Además, la utilización de la capacidad instalada está por debajo del 60%, es decir cinco puntos porcentuales menos que lo que se había registrado en el promedio del 2017.