Las fuerzas apoyadas por Estados Unidos declararon ayer la victoria militar sobre el grupo Estado Islámico (EI) en Siria, después de liberar el último reducto de territorio que ocupaban los milicianos, marcando el fin de un brutal y autodenominado califato que el grupo se forjó en gran parte de Irak y Siria en 2014.
La guerra de casi cinco años, que ha devastado ciudades y pueblos del norte de Siria e Irak, terminó en Baghuz, una pequeña aldea fronteriza en el este de Siria, donde los acorralados combatientes islámicos resistieron por última vez, bajo un duro asedio que duró semanas de parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) encabezadas por combatientes kurdos. Miles de personas huyeron del territorio y cientos murieron.
El final de la ocupación territorial no significa que el grupo radical no vaya a seguir actuando en la clandestinidad, aclararon fuentes del bando ganador.
El anuncio del final del EI (también conocido como ISIS) no era ningún secreto, puesto que el presidente de EE.UU, Donald Trump, se adelantó a los hechos y proclamó la victoria durante la semana, mientras sus cazas seguían bombardeando las cuevas en las que se refugiaban los últimos combatientes del "califato".
Los milicianos de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), alianza armada que aglutina a kurdos y árabes, se apresuraron a celebrar la conquista de Baghuz izando su bandera amarilla, en la que sobresale un mapa de Siria, en las azoteas de los edificios carcomidos por la metralla y los obuses.
Para oficializar la victoria, las FSD celebraron un desfile militar y una ceremonia en una base situada en el campo petrolero de Al Omar, desde donde se ha dirigido la campaña de Baghuz en los últimos meses, refirió la agencia EFE.
Las milicias kurdo-árabes contaron con el apoyo de la coalición internacional, una alianza capitaneada por Estados Unidos de 74 países y cinco organizaciones internacionales que se fundó a fines de 2014.
La base, ubicada en una zona desértica de Deir al Zur, a unos 90 kilómetros al noroeste de Al Baguz, estaba ayer rodeada por un fuerte cordón de seguridad montado por vehículos blindados de la coalición internacional.
Rodeado de su cúpula militar y de dirigentes de la coalición internacional, el comandante en jefe de las FSD, Mazloum Kobani, proclamó la victoria contra los yihadistas en un discurso ante centenares de soldados, con las combatientes de las YPJ, la brigada femenina kurda, en primera fila.
"Ahora, tras cinco años de combates, declaramos la derrota física del Estado Islámico y el fin de su desafío público contra todos los seres humanos", dijo Kobani en un estrado decorado con banderas de las FSD y de Estados Unidos.
Allí, el enviado especial adjunto de Estados Unidos para la coalición internacional, William Roebuck, prometió que Washington "hará lo necesario para asegurar la derrota" del EI, grupo que aún considera que "sigue siendo una amenaza significativa".
La Casa Blanca anunció en febrero que ha decidido dejar en Siria a entre 200 y 400 militares, después de que el presidente Trump proclamara su intención de retirar el contingente de 2.000 soldados que mantiene en el país.
En la ceremonia, las FSD revelaron que en cinco años de batalla murieron 11 mil combatientes y otros 21.000 resultaron heridos.
Las FSD han sido uno de los principales ejércitos implicados en la ofensiva contra el EI y lograron expulsar a la banda de varias provincias de Siria.
Las milicias kurdas arrebataron a los radicales Al Raqa, la ciudad que el líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, convirtió en capital de facto de su "califato", que a comienzos de 2015 se extendió desde la ciudad de Al Bab, noroeste de Siria, hasta Faluya, a las puertas de Bagdad.
El grupo fue derrotado en Irak en diciembre de 2017 pero mantiene células activas en el país que cometen frecuentes atentados contra civiles y militares, del mismo modo que mantiene presencia en zonas desérticas de Siria.
Fuente: La Capital