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Sri Lanka: una familia rica y fanática del Islam detrás de los atentados

Tres de los siete terroristas suicidas que mataron a más de 350 personas en iglesias y hoteles eran hermanos, hijos de un rico comerciante local.
SÁBADO 27 DE ABRIL DE 2019

La matanza que cometieron siete terroristas islámicos en Sri Lanka el pasado domingo de Pascua dejó más de 350 muertos. Con el paso de los días se conocen más detalles de los extremistas, todos de familias acomodadas de Sri Lanka, donde el islam es minoría en un país de amplia mayoría budista. La otra minoría importante fue la atacada por los terroristas: el cristianismo. Los kamikazes se hicieron explotar dentro de tres iglesias, repletas de fieles por la fecha, y otros tantos hoteles de lujo frecuentados por extranjeros. La facción local, Thaweed Jamaat, está afiliada al Estado Islámico (Isis) al que los kamikazes habían jurado fidelidad.

Las evidencias señalan a un clan familiar presidido por un poderoso empresario local. La célula estaba compuesta por hermanos, esposas y parientes, según una consolidada tradición del islam yihadista. Comenzó en Al Qaeda, seguido por otras facciones desde el Medio Oriente hasta Europa.

Algunos de los atacantes suicidas de Sri Lanka provienen de la clase media, pero tres de ellos son hermanos, hijos de un rico comerciante de especias amigo de personalidades locales. Uno de los kamikaze estudió en Gran Bretaña, luego se especializó en Australia. Un perfil no muy diferente al de los atacantes de Dacca, en julio de 2016, apuntan los investigadores del portal Firstpost, un sitio web con fluidos contactos con los servicios de inteligencia de la India y otros países de la región índica.

Las investigaciones se centran en el clan Ibrahim. El padre, Mohamed, es un conocido empresario de la isla. Reverenciado, rico, con grandes conexiones en el establishmet. La policía lo arrestó junto con su hijo Isas. Los investigadores esperan muchas revelaciones. Sus otros tres hijos Imsath, de 33 años, e Ilham, de 31, se volaron casi simultáneamente el pasado domingo en Colombo y otras ciudades de Sri Lanka. Uno se reservó una habitación en el Hotel Cinnamon, el otro en el Shangri-la. Esperaron la mañana y se pusieron en fila frente al gran buffet de Pascua, donde detonaron las bombas que llevaban encima. Poco quedó de sus cuerpos. Pero uno de los suicidas cometió un error grueso, porque dio en la recepción una dirección real, la de un hermoso edificio en la ciudad de Dematagoda. Los agentes corrieron al lugar e irrumpieron, pero fueron tomados por sorpresa. Es que Fátima, la esposa del inmolado Imsath,activó una carga explosiva: murieron tres agentes, la mujer, que estaba embarazada, y sus tres hijos. En otras palabras, la mujer se mató, mató a sus tres hijos y al que estaba en su vientre.

Según Firstpost, la mujer es también una de las personas que aparece (disfrazada) en el video en el que el Isis asumió la responsabilidad de la masacre. Circunstancias que recuerdan el comportamiento de un núcleo extremista en Indonesia, con toda la familia dedicada al "martirio".

Ahora se está buscando a otro miembro del clan, Ismail, el cuarto hijo de Ibrahim. Su nombre surgió en enero después de una operación que llevó al descubrimiento de una base, con explosivos plásticos de tipo militar, detonadores y armas, en la localidad de Wanathawilluwa. Era una guarida del Thaweed Jamaat. Según los investigadores, los extremistas inmolados el domingo primero vandalizaron sitios budistas y luego mataron a un político crítico del islamismo radical. Un preaviso del gran ataque contra hoteles e iglesias. Tal vez con el apoyo de elementos más expertos, como sugieren los servicios de inteligencia, y que detectaron cuatro informes enviados desde el exterior a Colombo. El último, a sólo dos horas del ataque letal del domingo.

Los servicios de Nueva Delhi, durante meses han seguido los movimientos de tres figuras. Zahran Hashim, un predicador que vivía entre Sri Lanka y la India, que nunca ocultó sus simpatías por el Isis. Ismail Ibrahim, que terminó en las filas del Thaweed Jamaal. Rilwan Hashim, hermano de Zahran, quien ha mantenido relaciones con numerosos compatriotas y ciudadanos de Maldivas unidos en Siria al Estado islámico; por último, Badrudeen Mohiudeen, sospechoso de ser uno de los fabricantes de las bombas. La CNN ha añadido un aspecto clave. Los indios capturaron a un militante que confesó haber entrenado a Hashim. Luego indicó nombres y detalles, posibles objetivos, iglesias, una representación diplomática. El núcleo se comunicó, protegido por sistemas encriptados, con exponentes del Isis en el Medio Oriente y luego utilizó ese canalpara reclamar la masacre, el pasado martes. La trama terrorista es multinacional y por eso mismo muy difícil de dilucidar.

Fuente: La Capital


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