En una ceremonia histórica, el obispo Angelelli y tres mártires riojanos fueron proclamados beatos
Fue presidida por el cardenal Gionvanni Angelo Becciu, el enviado especial del Vaticano. Una multitud se congregó en el Parque de la Ciudad de La Rioja para presenciar la emotiva beatificación.
SÁBADO 27 DE ABRIL DE 2019
Una multitud, reunida este sábado por la mañana en la Parque de la Ciudad de La Rioja, fue testigo de un hecho histórico. En ese lugar, el cardenal italiano Giovanni Angelo Becciu -enviado especial del Vaticano- proclamó como beatos al obispo Enrique Angelelli y a otros tres mártires asesinados durante la dictadura militar en 1976.
Funcionarios, gobernadores, sacerdotes, fieles, religiosos y peregrinos de distintos puntos del país y también del extranjero se unieron a esta celebración junto a los familiares de las víctimas.
La ceremonia de beatificación arrancó minutos antes de las 10:30 con cánticos de los fieles e imágenes de San Nicolás de Bari y de San Francisco, para luego continuar con la lectura de la biografía de los cuatro mártires. Allí, bajo un sol radiante y un clima cálido, se narraron los sucesos por los cuales a comienzos de 1976, durante la dictadura cívico y militar en Argentina, la persecución a Angelelli se fue haciendo más explícita y violenta.
"Modelo de virtud y fortaleza de la fe hasta el martirio", exclamó el cardenal para dar paso, ante el aplauso de los presentes, a escribir en el libro de los beatos el nombre de Monseñor Enrique Angelelli, del presbítero Gabriel Longuevilledel, del padre Carlosde Dios Murias, y del laico Wenceslao Pedernera.
En primera fila estuvieron la vicepresidenta Gabriela Michetti y el Secretario de Culto de la Nación, Alfredo Abriani, acompañados por el gobernador de La Rioja, Sergio Casas; el de Salta, Juan Manuel Urtubey; el de Córdoba, Juan Schiaretti; y la de Catamarca, Lucía Corpacci.
"Después de haber obtenido el parecer de la congregación de la causa de los santos, con nuestra autoridad apostólica concedemos que los siervos de Dios: Enrique Ángel Angelelli Carletti obispo de La Rioja, Gabriel Rogelio Longueville, sacerdote diocesano, Carlos de Dios Murias, sacerdote profeso de la orden de frailes menores y Wenceslao Pedernera, padre de familia, mártires fieles de Cristo, de ahora en adelante sean llamados beatos y que sea celebrado cada año y según las reglas establecidas, el 17 de julio día del nacimiento al cielo", dijo el cardenal Becciu
Ninguno de ellos era oriundo de La Rioja: Angelelli y Murias eran cordobeses, Longueville, un misionero francés radicado en Argentina desde 1970, y Pedernera había nacido en San Luis. El destino los reunió en esa provincia del noroeste argentino, donde el Obispo Angelelli, como lo señaló Becciu, hacía realidad los postulados del Concilio Vaticano II, del que había participado, en especial en el acompañamiento a los más postergados y en la lucha contra las injusticias de todo tipo. El proyecto y el ejemplo de Angelelli operaron como un foco de atracción para muchos que querían vivir realmente su compromiso.
Más allá de este reconocimiento, todavía hay sectores conservadores de la Iglesia que objetan el compromiso social de Angelelli y ponen en duda que haya sido asesinado. Pero la justicia fue determinante. En 2014 dijo que el obispo de La Rioja falleció víctima de "una acción premeditada" y "ejecutada en el marco del terrorismo de Estado". Y por ese hecho, condenó a cadena perpetua con prisión efectiva a los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella.
Al finalizar la misa; el gobernador anfitrión, Sergio Casas, pidió que "la entrega de los Mártires, sea testimonio de fe".
Mientras que el gobernador de Salta se mostró muy emocionado. "Estoy feliz de estar en este acto de estricta justicia", enfatizó Juan Manuel Urtubey, quien consideró, también, que la beatificación de los mártires "es un hecho histórico para toda América latina". El mandatario estuvo acompañado por el Arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello.
El gobernador cordobés, por su parte, recordó el paso Angelelli por su provincia: "Hizo su tarea pastoral en nuestra Córdoba antes de ser designado obispo de La Rioja. Él tenía una frase que me parece que es muy importante, decía que en la vida hay que tener un oído en lo que dice el pueblo y el otro en los evangelios".