En medio de la crisis política en Venezuela, ayer se anunció que los cancilleres de las dos potencias mundiales que juegan fuerte en el tablero venezolano se verán pronto. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se reunirán a comienzos de la próxima semana en Finlandia para discutir sobre Venezuela, tras días de acusaciones cruzadas por la crisis que vive ese país.
En el contexto de convulsión que vive Venezuela, el Tribunal Supremo ordenó además detener al líder Leopoldo López, refugiado en la residencia del embajador de España (ver aparte). Ante los episodios de martes, en los que López fue liberado por militares de su prisión domiciliaria, quedó flotando la duda de hasta dónde llega el respaldo de la casta militar a Maduro. La destitución del jefe del poderoso servicio secreto Sebin por dejar escapar a López mostró hasta dónde han llegado las disidencias dentro de las filas del régimen. Ayer, el presidente se mostró en el principal cuartel de Caracas y arengó a tropas. Los estadounidenses hicieron conocer que hubo conversaciones con la cúpula chavista para expulsar a Maduro, que no prosperaron. "Apagaron los teléfonos", contaron. Salvo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino y sus inmediatos subordinados, desde los episodios del martes no han habido pronunciamientos ni actos militares en las decenas de unidades para mostrar adhesión al régimen.
Sobre la reunión de Pompeo y Lavrov, el Departamento de Estado estadounidense confirmó que ambos titulares de Exteriores hablarán a solas durante el encuentro ministerial del Consejo del Artico, que se celebra el lunes y el martes en Finlandia. "Nuestra expectativa es que el secretario de Estado y él (Lavrov) tendrán una oportunidad de hablar. Creo que Venezuela será parte de esa conversación", en la que también se espera que dialoguen sobre Ucrania, explicó un funcionario que pidió el anonimato.
Pompeo y Lavrov hablaron el miércoles por teléfono, en plena escalada de tensiones por la afirmación del secretario de Estado de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, estaba listo para abandonar el país el martes, pero Rusia lo convenció para quedarse.
En esa comunicación, Pompeo enfatizó ante Lavrov que "la intervención de Rusia y Cuba es desestabilizadora para Venezuela y para la relación bilateral entre Estados Unidos y Rusia", a lo que el ministro ruso respondió que Washington debía frenar sus "pasos agresivos" hacia Venezuela.
Lavrov negó que Maduro estuviera dispuesto a abandonar Venezuela y dijo que aunque dialogará con Pompeo, estima que será muy difícil "acercar posiciones" sobre Venezuela.
Pero es evidente que hubo negociaciones entre la oposición de Juan Guaidó, la cúpula chavista y Estados Unidos que llevaron a la oposición a la audaz movida del martes, cuando un puñado de militares liberó a López de la prisión domiciliaria.El miércoles, el encargado especial de EEUU para Venezuela, Elliot Abrams, dijo que altos cargos del chavismo que estaban negociando con la oposición "apagaron sus teléfonos celulares". Abrams dijo que se había llegado a un acuerdo exhaustivo "entre venezolanos". En ese acuerdo se habló de "estabilidad política, de garantías para respetar la dignidad de Nicolás Maduro para que pudiera salir con honor, sobre garantías y protección para los militares, sobre restaurar la economía, sobre un gobierno de unidad durante la transición hacia un periodo de elecciones libres. Un buen plan", explicó, mencionando que "altos cargos en el gobierno de Venezuela" eran los que habían apagado sus teléfonos.
Arenga de Maduro
En este contexto vidrioso, Maduro sintió que debía mostrarse rodeado de militares fieles y ayer de mañana se paseó por el Fuerte Tiuna, la principal guarnición de Caracas. Maduro instó a las tropas a mantenerse leales. Maduro participó de una caminata con el alto mando y varios miles de soldados, vestidos de uniforme pero sin armamento. "Ha llegado la hora de combatir", arengó el mandatario. Maduro les pidió a los uniformados demostrar que en Venezuela hay una fuerza armada "leal, cohesionada, unida como nunca antes, derrotando intentonas golpistas de traidores que se venden a los dólares de Washington". También pidió a los militares "rechazar" a los "golpistas" del 30 de abril. Para algunos, este pedido es un signo de la debilidad interna de Maduro.
El destituido comandante del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin, general Cristopher Figuera, rompió con el régimen mediante una carta pública, en la que enrostra al gobierno de Nicolás Maduro y critica a "ladrones y canallas" que saquean al país. La una carta abierta "al pueblo de Venezuela" se conoció horas antes de su destitución. Figuera describió una "corrupción desproporcionada" en Venezuela."No se puede vivir en la miseria en un país tan rico, esta generación que está en la infancia, crecerá con las falencias que produce la mala alimentación y ese daño es irreversible".