El naufragio se produjo alrededor de las tres de la madrugada. El centro de operaciones de la Guardia Costera de Roma recibió una llamada de socorro de un barco con a bordo 50 migrantes que se estaba dirigiendo a la isla de Lampedusa. 

Pocos minutos después, varios efectivos de la Guardia Costera y la Guardia de Finanzas que se encontraban patrullando acudieron a la zona. Según explicaron los guardacostas italianos en una nota, las dos unidades navales se acercaron a la embarcación pero "las condiciones climáticas adversas y el desplazamiento repentino de los migrantes" hicieron que el barco volcara.

Las lanchas lograron rescatar con vida a 22 migrantes que habían caído al mar. Las operaciones de rescate han continuado a lo largo de este lunes. Hasta el momento, han sido recuperados los cuerpos sin vida de 13 personas, todas mujeres, pero se teme que el balance aumente en las próximas horas. 

En el pequeño barco de madera viajaban alrededor de 50 personas, según han contando a las autoridades italianas algunos de los supervivientes. Una de ellas dijo que su hermana, que permanece desaparecida, viajaba con un bebé de pocos meses. Se cree que entre los desaparecidos podría haber más niños. 

La Fiscalía de Agrigento ha abierto una investigación por naufragio y ha ordenado la identificación del presunto traficante que habría conducido la embarcación hasta las costas italianas. El hombre podría estar entre los desaparecidos. 

La ministra de Transportes e Infraestructuras, Paola De Micheli, ha señalado que los efectivos italianos continúan trabajando en la búsqueda de los desaparecidos y ha lamentado que el balance de víctimas esté destinado a aumentar. 

"La pérdida de vidas humanas en el mar es una tragedia y una realidad inaceptable que no podemos soportar", ha asegurado. Por su parte, el alcalde de Lampedusa, Salvatore Martello, ha definido este naufragio como "una matanza" y ha exigido "medidas serias" para poner fin a las muertes en el Mediterráneo. "No se puede consentir que la gente continúe muriendo así". 

Si bien el Gobierno italiano ha anunciado una revisión de la política migratoria impulsada por Matteo Salvini durante el precedente Ejecutivo, lo cierto es que los decretos del anterior ministro del Interior, que penalizan e imponen duras sanciones económicas al trabajo de las ONG, continúan en vigor. 

En este momento, el único barco humanitario que se encuentra patrullando en el Mediterráneo Central es el de Open Arms. 

La pasada noche la ONG española rescató en aguas de Malta una embarcación de madera con 40 migrantes a bordo entre los que se encontraban cuatro mujeres y dos niños. "40 personas en un cascarón en plena oscuridad. Así los encontramos. Pero esta noche ya han dormido a bordo del Open Arms", explicó la organización, que ahora espera la asignación de un puerto seguro para poder desembarcar a los rescatados. (El Mundo)