Como es habitual, el Obispo a cargo del Arquidiósesis de Santa Fe emitió su mensaje para esta Navidad 2019. En esta oportunidad, Mario Fenoy, expresó “Niño Dios de Belén, en esta nueva Navidad, vuelve a nacer en nuestros corazones para que podamos llevar paz y vida verdadera a todos”.
Tanto 2018 como 2019 estuvieron atravesados por el debate de la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, como se sabe, la Iglesia Católica tiene una postura en contra no sólo de la ILE sino también de la interrupción legal del embarazo en casos de violación o riesgo para la madre. Fenoy dedicó un párrafo especialmente a esta discusión.
Queridos hermanos:
Les envío mi mensaje para la ya cercana Navidad. En esta oportunidad quise prepararlo con los voluntarios de “Caritas” de las tres últimas parroquias que visité en el noroeste de la ciudad, como un gesto de profundo agradecimiento a todos nuestros voluntarios, que regalan a diario, en forma silenciosa y escondida, tiempo, sonrisas, paciencia, contención y tantos otros detalles que hacen vivo el gesto de la viuda del Evangelio que dio todo lo que tenía para vivir.
Les deseo, junto a sus comunidades, una feliz celebración de la Navidad. ¡Que Jesús sea la “novedad” en medio de este mundo viejo! Él ha venido a sanarlo y reconstruirlo, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original.
TEXTO MENSAJE DE NAVIDAD
Nos anuncia el Profeta Isaías: “Un niño nos ha nacido, un niño nos ha sido dado” (9,5)
Navidad es el misterio del Dios que se hace hombre, para encontrarse con cada hombre, y hacerle descubrir su inmenso amor que lo lleva a hacerse igual a nosotros; por eso, es un acontecimiento cargado de esperanza, de fortaleza y de consuelo para el corazón que se deja alcanzar por ese amor fuerte y tierno de Dios.
Creemos que la Fiesta de la Navidad es capaz de engendrar entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo, eficaces deseos de fraternidad y de cuidado mutuo, tan necesarios en este mundo cada vez más agitado por la ansiedad, la violencia, la tristeza y la desesperanza.
El Pesebre, como “Evangelio vivo”, sigue causando asombro y admiración para tantas personas que apuestan por elegir la sencillez como estilo de vida; el compartir generoso como lo que puede gestar relaciones nuevas entre los hombres; la paciencia como sostén de quien busca la justicia en la defensa de los más necesitados; la solidaridad como lo que permite acercarse a todos, más allá de cualquier circunstancia o situación, prefiriendo lo que nos une, tomando decididamente caminos de encuentro y comunión.
Nuestra mirada se dirige al centro de esta escena, al Niño que nace en Belén, para pedirle que nuestras familias permanezcan unidas en el amor, y así la vida sea siempre cuidada y protegida; para pedirle que nuestro pueblo tenga trabajo digno y así el pan de nuestra mesa sea sabroso fruto del esfuerzo diario; para pedirle que prefiramos siempre el diálogo y la comprensión y así sintamos que cada uno puede aportar lo suyo para beneficio de todos; para pedirle que nuestra mirada se detenga, llena de cariño, en aquellos que no desentonan en absoluto con esa cuna tan improvisada: los pequeños, los pobres, los frágiles y los excluidos… porque “ellos están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos… son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros… y nos recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía” (Papa Francisco).
María, Mujer embarazada, ayúdanos a recibir como un regalo a cada criatura que se asoma a este mundo, a comprender que no hay ninguna razón que justifique su rechazo, que no hay nada más fuerte para cambiar nuestros planes que el milagro de una vida que florece.
Niño Dios de Belén, en esta nueva Navidad, vuelve a nacer en nuestros corazones para que podamos llevar paz y vida verdadera a todos.
¡Niño Dios de Belén bendícenos!