El desborde de la demanda del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) apenas empezada la cuarentena blanqueó a los ojos del Estado la variada y masiva informalidad que caracteriza a la economía argentina.
En consecuencia, el gobierno nacional gestó la idea de un ingreso universal, una renta base para aquellos que, por la pandemia, quedaron sin poder desarrollar sus actividades.
Así lo confirmó el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, quien adelantó que en la Casa Rosada no están pensando en un subsidio por pocos meses, como es el IFE, sino en un esquema de ingresos que se sostenga por varios años.
La idea es que esta política se complemente con el programa Potenciar Trabajo, que buscará reconvertir los planes sociales para darles una salida productiva. El esquema apuntará a cubrir a la población sin ingresos por dos vías: la renta universal para quienes estén inactivos y el programa Potenciar Trabajo, donde ya fueron unificados todos los planes sociales.
El IFE permitió descubrir que nueve millones de argentinos están fuera del sistema, están al margen: “Hay que hacer algo porque hay 9 millones de argentinos que están al margen”, dijo el mandatario luego de comentar que la demanda que tuvo el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el bono de 10 mil pesos para quienes quedaron sin actividad por la pandemia, mostró la gravedad de la crisis”, señaló la semana pasada el presidente de la Nación, Alberto Fernández.