La reunión en Olivos fue tensa en términos de intercambio de experiencias sanitarias y mientras Kicillof reclamó decretar medidas más restrictivas de inmediato, Larreta planteó seguir la evolución de la curva y el nivel de ocupación de camas de terapia intensiva hasta el jueves antes de tomar una decisión. El eventual regreso del AMBA a fase 1 implicaría desde el cierre de comercios hasta la suspensión de paseos familiares. Pero la definición del formato y de las actividades que volverán a suspenderse dependerá de la firma de Presidente quien deberá prorrogar una nueva fase del aislamiento social preventivo y obligatorio que vence el próximo domingo.
La decisión de endurecer la cuarentena en el área metropolitana donde habitan más de 14 millones de personas expone a Fernández, Larreta y Kicillof a un desafío social empírico de dudoso cumplimiento. Hasta la reunión de esta tarde, en la jefatura de Gobierno porteño desaconsejaban el regreso a fase a 1 justamente en base a la política sanitaria de los hechos consumados: el virus ya tiene circulación comunitaria a pesar de que se decrete un mayor nivel de encierro. Pero en la reunión de esta tarde, por primera vez Larreta se mostró de acuerdo en endurecer el aislamiento a partir del 28 si los índices siguen subiendo hasta el próximo jueves.