El doctor en Ciencias, investigador del Conicet y profesor de la UNL, Ignacio Rintoul, que conduce el micro Ciencia Abierta por LT9, trabaja con su equipo en el desarrollo de biosensores para tratar la "niebla mental", un efecto neurológico secundario del coronavirus incluso en personas que han transitado la nueva enfermedad con síntomas leves y sin patologías preexistentes.

Este trabajo persigue abordar la confusión mental mediante biomateriales que funcionan como válvulas que se activan para liberar drogas, tatuajes con aplicaciones médicas y biosensores de glucosa súper-sensibles.

"Apoyada sobre la piel, permite leer la química de la piel: cuánta glucosa, ácido láctico, ácido úrico; es decir, todos los metabolitos que van junto con el sudor. Además estamos tratando de acoplarle la lectura de las señales eléctricas que provendrían del cerebro. Tendríamos dos lecturas en simultáneo: la de la actividad cerebral por cuestiones eléctricas, y la de la química de la piel que se corresponde con lo que pasa a nivel de sangre en el organismo", explicó el experto en diálogo con Carina Bolatti en Dame Radio.

Sobre el desarrollo de la investigación, dijo que es "un trabajo de larga data". "Soy un científico repatriado en 2008, las cosas no ocurren por casualidad. Desde ese año hemos estado desarrollando materiales con funciones médicas. Y en particular, desde hace unos años venimos trabajando en sensores para la medición de glucosa en sudor". 

"Al ver el fenómeno de niebla mental que ocurre en algunos recuperados de Covid, vimos que se generaban cambios en la química metabólica del cuerpo que se manifiesta en el sudor de la piel. Y a la vez esa niebla mental nos hace más lenta la velocidad de pensamiento, con lo cual tenemos respuestas neuronales diferentes y consecuentemente la actividad eléctrica del cerebro también cambia", subrayó.

Y agregó: "Trasladamos todo esto que venía en dirección del tratamiento para la diabetes, en una herramienta para el tratamiento de esta niebla mental para recuperados de Covid", que afecta aproximadamente a un tercio de los que se infectaron y que aún no tiene un cuadro clínico completo, con muchas variabilidades. 

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