En este 8 de octubre, Día Internacional de la Dislexia, la psicopedagoga e integrante de la asociación Aprendamos, Patricia Olivera, dialogó con Primera Mañana sobre este trastorno que afecta a alrededor del 10% de la población mundial y a unos 4 millones de argentinos y argentinas.

"Hace tres años que la Federación Española de la Dislexia declaró el día internacional y adoptó el color azul turquesa para representar la causa, porque es un color muy agradable para el que lo tiene, y desde Santa Fe nos adherimos. Somos la primera  asociación de dislexia del país", relató la especialista en diálogo con Mariano Bravi y Paola González por LT9.

Sobre esta problemática, Olivera dijo que hay bibliografía que data desde hace 100 años, por lo que la definición se fue modificando con el correr del tiempo y el avance de las investigaciones. "Hoy sabemos que es una condición de las personas que ocasiona dificultades en el aprendizaje de la lectura en niños que tienen una inteligencia normal y sin otros déficits físicos y psicológicos que puedan explicar estas dificultades. Como papás, muchos ven que los pequeños sabe un montón, y sin embargo los maestros dicen que no marchan bien en el aula. Y cuando se ahonda un poco en ese desfasaje aparece la dislexia", explicó.

En cuanto a la edad donde suelen manifestarse los síntomas con mayor habitualidad, señaló: "Salta con el aprendizaje de la lectoescritura, que es en primer grado. Pero ya en el Jardín de Infantes los niños empiezan a mostrar algunas cuestiones, aunque no se pueda diagnosticar dislexia porque recién son los primeros pasos. Puede pasar que se olviden los nombres de los compañeritos, u olvidarse los nombres de los colores. Por ahí están dando un montón de vueltas porque no les sale la palabra. Y cuando comienzan la escuela tienen dificultades con la lateralidad, o sustituyen, invierten o unen las letras. Demoran en la alfabetización".

Otras señales para una temprana intervención y tratamiento pueden ser: dificultades para comprender los enunciados, les cuesta mucho las tablas de multiplicar, y los errores ortográficos que los repiten. "Se sabe que las personas con dislexia siguen arrastrando, por más que hayan superado los síntomas anteriores, son los errores de ortografía y la velocidad lectora", destacó la psicopedagoga.

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