La multinacional dedicada a la produccón de alimentos Cargill decidió no acatar la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de Santa Fe este mismo miércoles.
Con el despliegue de agentes de Prefectura, reforzó la seguridad en sus plantas industriales de Punta Alvear y Villa Gobernador Gálvez, al sur de la provincia. En el segundo turno de las 14 horas impidió que los 40 trabajadores que habían sido despedidos pudiesen reincorporarse a sus puestos de trabajo, tal como lo había resuelto la cartera de Trabajo que conduce Julio Genesini.
“No han dejado ingresar a los trabajadores despedidos y los intimidaron con la presencia de Prefectura. En asamblea hemos decidido continuar con la medida de fuerza del paro por tiempo indeterminado y la permanencia en la puerta de la planta”, indicó Adrián Dávalos, secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Rosario.
El conflicto laboral continuará este jueves 1 de febrero a las 12 horas en Capital Federal, en una audiencia convocada por el Ministerio de Trabajo de la Nación. “Vamos a pelearla pero sabemos que si el ministro (Jorge) Triaca participa de la reunión, se inclinará a favor de la empresa. Quieren disciplinar, bajar salarios, precarizar y flexibilizar las fuentes de trabajo, en el marco del plan económico neoliberal que impulsa el gobierno nacional”, denunció Dávalos.
Horas atrás, el Ministerio de Trabajo de Santa Fe había dictado una conciliación obligatoria hasta el 19 de febrero en el conflicto por 40 despidos de la multinacional Cargill en sus plantas de Punta Alvear y Villa Gobernador Gálvez. La cerealera debía dar marcha atrás con las cesantías y así los trabajadores reincorporarse a sus puestos de trabajo mientras se desarrollase la instancia de negociación entre las partes.
Cargill, con sede en Estados Unidos, emitió un comunicado en el cual negó un recorte de su planta laboral, aunque admitió los despidos y los justificó en la necesidad de recomponer perfiles de personal para atender a “nuevos desafíos” de los negocios en los que incursiona, que van desde la molienda de soja y la ganadería hasta la administración de fondos.
El texto señaló que incorporaría tantos empleados como los que cesanteó. Desde el gremio de Aceiteros acusaron a la compañía de traición: dijeron que habían acordado retiros voluntarios que, después y sin aviso, se transformaron en despidos.
Fuente: El Ciudadano.