El sacerdote que guía espiritualmente a la comunidad donde creció y vivía la docente asesinada ayer en Alto Verde, reflexionó que “en situaciones como esta se mezclan el dolor por la vida perdida y la bronca por cómo sucedieron los hechos, son sentimientos tan encontrados y tan humanos que brotan del corazón tironeado por esta parte nuestra que se violenta, pero en nuestro caso esta la realidad de la fe que es la que contiene este dolor”.
El padre Ojeda reconoció además que en este proceso de asumir un duelo es natural pasar por este dolor, esta bronca, pero allí la fe nos sostiene, aunque no alcance para contener el dolor, hoy no hay palabras de fe que puedan mitigar este gran dolor.
Al momento de recordar a Vanesa, o Soledad cómo se la conoce en Santa Rosa de Calchines, dijo que era egresada de la escuela parroquial, motivo por el cual la comunidad educativa está acompañando a la familia en este duelo, además recordó cuando durante tres años acompañó a su hijita en la catequesis, para recibir la comunión.
Hoy la reacción es visceral, dijo el padre Rubén, pero si uno puede razonar, queda en evidencia que la vida no esta en nuestras manos, aunque habrá que rever muchas cuestiones, especialmente por la mala aplicación de las leyes o la discrecionalidad en su aplicación, remató el cura párroco de Santa Rosa de Calchines, quien estará encargado de oficiar el responso a la docente asesinada esta tarde a las 18.