— La Capital
El segundo policía preso por el abuso sexual de una compañera de la fuerza en San Lorenzo fue liberado este miércoles tras reconocerse que no tenía ninguna culpa.
Había pasado 78 días en una celda. Las cámaras del servicio 911 probaron que estuvo casi sin interrupción en el boliche bailable Gull de esa ciudad, donde cumplía servicio de policía adicional, en el momento en que le atribuían la violación.
La excepción fue algo más de un minuto en que acompañó hasta su propio auto a su colega tenida como víctima, que salía de la disco en estado de ebriedad, para que se repusiera. En ese tiempo nunca pudo haber ocurrido el delito que dos testigos de identidad reservada le atribuyeron con su testimonio judicializado.
Ahora estas personas afrontarán las consecuencias jurídicas por lo que hicieron cuyos motivos son, por ahora un misterio.
Un misterio con efectos tremendos. El día previo otro policía que también estuvo acusado por lo mismo, Leandro Pucheta, fue liberado cuando la jueza Griselda Strologo entendió que no había evidencia para acusarlos. El abogado de este policía, Pablo Morosano, demostró con las cámaras del 911 que Pucheta estuvo todo el tiempo, sin interrupciones, cumpliendo su servicio en el boliche. Había estado preso, al igual que su compañero, desde el 31 de enero. La jueza Strologo hizo una excepción al protocolo de excarcelación. Ordenó que le quitaran las esposas, le pidió disculpas por la gravedad institucional y humana de lo que padeció y lo invitó a marcharse por la puerta principal de la sala.
El policía que este mediodía salió en libertad es José Matías Roldán. Según los defensores, la jueza y el propio fiscal, no es que no hubo evidencia contra ellos. Lo que quedó filmado es que cuando se afirmaba que habían cometido el delito ellos estaban trabajando.
Ni siquiera está probado que el ataque sexual haya existido. Según la acusación del fiscal Maximiliano Nicosia ocurrió el 23 de diciembre de 2022 entre las 4.14 y las 4.43. Los dos testigos señalaron que la joven fue agredida sexualmente por uno de los policías mientras que el otro la filmaba. El fiscal dijo que según las testigos el video estaba viralizado y se presentaría al momento de rendir evidencias. Con esos elementos quedaron con prisión preventiva por plazo de ley.
La defensa del policía Pucheta encaró una investigación propia del caso. Obtuvo dos tipos de evidencias concluyentes. Primero, los testimonios de distintos empleados de los policías que aseguraron que éstos nunca abandonaron el servicio esa noche. Segundo, las cámaras de vigilancia que demostraron eso con imágenes. "Acá intervino el azar a favor pero esto mismo asusta. Si las cámaras que mostraron a los dos policías en sus puestos hubieran estado ubicadas a media cuadra del boliche y no los captaban ellos seguirían presos no sabemos hasta cuándo", dijo Morosano.
¿Cómo pudo ser que dos personas hayan quedado presas casi tres meses, con la marca a fuego de un hecho que denigra a quien es acusado, con elementos que se revelan un invento? Porque impera un sistema en el que las medidas cautelares se dictan antes de que esté consolidada una investigación. Y porque las audiencias imputativas, donde se formula la acusación inicial, son argumentativas.
Se supone que el fiscal tiene los elementos que sostienen la acusación porque lo enuncia. Acá había dos muy fuertes: dos testigos que describían en detalle cómo había sido un abuso sexual con acceso carnal.
Frente a dos testigos que describen de manera coincidente, racional y coherente un hecho semejante para cualquier juez es muy difícil negar la prisión preventiva, que es un anticipo de pena, pero que implicaría en caso contrario una segura reacción social. "En líneas generales lo que pasa es que por las dudas se pide prisión preventiva y si desaparece la sospecha se ve. Primero debe investigarse y después pedir prisión preventiva que tiene que ser por peligro de fuga o entorpecer el procedimiento. Esto tiene que ver mucho con la situación social que estamos viviendo: parece que no se hace justicia si no se mete presa a una persona. La prisión preventiva es muy endeble", dijo Griselda Strologo, la jueza en este caso.
No obstante aseguró que en este caso la fiscalía investigó y mostró evidencia. Solo que es muy inusual que en un caso como este dos testigos relaten falsedades. Ahora las defensas pedirán que se levante su condición de testigos reservados para ser investigados por falso testimonio y demandados por daño.
"La única manera de hacer visible lo peligroso de la prisión preventiva y lo irremediable del daño es en casos como éste. Lo otro no es incompatible. En casos genéricos se puede investigar con tiempo, solventar la acusación y que termine detenida la persona cuando tenga la prisión efectiva. La prisión preventiva es para preservar el proceso. Pero se la termina forzando para justificar un adelanto de pena", afirmó la jueza.
En este caso, dice Strologo, la prisión preventiva lucía justificada. "No se podría haber dejado en libertad a dos personas que supuestamente habían abusado de una compañera de trabajo de la institución policial con los riesgos del proceso. En casos como estos los jueces tenemos además obligación convencional de prevenir situaciones de violencia contra la mujer. Pero nadie podía saber que había dos personas que habían mentido", dice.
Morosano, el abogado del primero de los liberados, dijo que daba el nombre de su defendido porque necesitaba ser reivindicado. "Estuvo preso desde el 31 de enero hasta el mediodía de hoy. Tuvo que afrontar una acusación tremenda frente a su familia y sus vecinos, y además a la posibilidad de perder el trabajo por una lamentable ligereza".