Por su parte, el Gobierno señalo que como primera etapa "se autoriza la venta del 100% de las acciones de ENARSA en CITELEC S.A., empresa controlante de Transener, responsable de la transmisión eléctrica en todo el país". Esta operación se realizará mediante concurso público nacional e internacional.
Mientras que, desde la Secretaría de Energía argumentaron que "durante años, ENARSA requirió transferencias millonarias del Tesoro para sostener una estructura que no logró resultados eficientes ni en calidad de servicio ni en administración. Este proceso apunta a ordenar el funcionamiento del Estado y permitir que el sector privado, con capacidad de inversión y experiencia, asuma la gestión de actividades clave como la transmisión eléctrica".
En esa línea, el oficialismo sostuvo que "la medida busca mejorar el servicio, fomentar la competencia y garantizar precios reales y sostenibles para todos los argentinos. El sector privado no solo puede hacerlo mejor, sino que además es el motor natural de la inversión, el empleo y la innovación".
ENARSA: la apuesta por la soberanía energética
ENARSA (Energía Argentina S.A.) nació en 2004, durante la presidencia de Néstor Kirchner, en un contexto de crisis energética que puso en evidencia los límites del modelo privatizador de los años 90. Su creación respondió a una necesidad estratégica: que el Estado volviera a tener un rol activo en la planificación y ejecución de políticas energéticas, algo que había quedado prácticamente en manos del sector privado.
La empresa, con mayoría accionaria estatal, fue concebida como una herramienta para garantizar el abastecimiento energético, promover la integración regional y desarrollar infraestructura clave. Desde sus inicios, ENARSA representó uno de los pilares del modelo kirchnerista de "reconstrucción del Estado", junto a otras iniciativas de reestatización.
Durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, ENARSA tuvo un papel central en la importación de gas natural y gas licuado (GNL), además de participar en proyectos de generación eléctrica. También formó parte de acuerdos energéticos internacionales, como los firmados con Venezuela y Bolivia. Sin embargo, a pesar del fuerte respaldo político, la empresa no logró consolidarse como una productora de hidrocarburos, sino que se mantuvo principalmente como operadora logística y contratista.
En 2019, bajo la presidencia de Alberto Fernández, ENARSA —rebautizada formalmente como Energía Argentina S.A.— volvió a ocupar un lugar destacado. Su protagonismo se acentuó con la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner, una obra clave para transportar gas desde Vaca Muerta hacia el centro del país, reduciendo importaciones y fortaleciendo la balanza energética.