Abe, quien anuló una gira por cuatro países, salió de Tokio por la mañana rumbo a la provincia de Okayama, una de las más afectadas, junto con Hiroshima.El dirigente no hizo declaraciones y se entrevistó brevemente en privado con algunos habitantes que tuvieron que abandonar sus hogares ante las fuertes lluvias.
Además de los 179 muertos registrados, las autoridades dicen que no tienen noticias de al menos otros nueve ciudadanos, aunque los medios hablan de entre 50 y 60 desaparecidos.“Hemos visto en los últimos años desastres relacionados con la lluvia mucho más mortíferos que antes.
Debemos revisar lo que el gobierno puede hacer para reducir los riesgos”, declaró el portavoz del ejecutivo, Yoshihide Suga, en rueda de prensa.Según él, esta es la peor catástrofe por un fenómeno meteorológico que sufre Japón desde 1982.
Miles de afectados están alojados en refugios brindados por las autoridades, mientras que otros acudieron a las casas de familiares. Muchos se preguntan cuál será su futuro.En uno de esos albergues improvisados, el gimnasio de una escuela del barrio de Mabi, en Kurashiki, entre 20 y 30 personas estaban la mañana de este miércoles sentadas o tumbadas por el suelo, cubierto de colchonetas.
Otros cientos estaban fuera, limpiando sus casas.Hiroko Fukuda, de 40 años, huyó de su residencia el viernes por la noche sólo con algo de ropa y no regresó hasta el lunes. La planta baja estaba devastada desde el suelo al techo, el armario destruido y todos los tatamis desordenados.
“Conservábamos fotos en la sala de estilo japonés de la planta baja, muñecas tradicionales Hina para la fiesta de las niñas en marzo, y mis kimonos y mi furisode -un tipo de kimono de manga larga- quería que mi hija lo llevara”, contó a la AFP con lágrimas en los ojos.“Podemos aceptar perder los electrodomésticos, pero recuerdos como estos no”, reconoció. (AFP)