Ayer la Prefectura Naval continuó con la búsqueda intensa de los cuatro tripulantes que naufragaron en el río Paraná, a la altura de la localidad de Pueblo Esther. Al cierre de esta edición los cuatro náufragos permanecían desaparecidos. El hecho ocurrió el domingo al mediodía cuando en la zona conocida como Bajada Colacho se hundió una canoa en el que iban ocho personas a bordo, de las cuales tres fueron rescatadas y otra falleció.
Luego de conocerse el vuelco de la lancha el propio domingo se efectuó una primera búsqueda por la costa por parte de los Bomberos de Pueblo Esther y por el agua por parte de Prefectura Naval. El operativo de rastrillaje incluyó la tarea de la Policía de Investigaciones (PDI), y también intervino personal de la Seccional Sub 15 de Pueblo Esther. Ayer mediante guardacostas y buzos tácticos rastrillaron el lecho del río sin éxito, mientras familiares de las víctimas aguardan angustiadas en la costa esperando una noticia alentadora.
Al producirse el hundimiento de la embarcación, Damian Vivas, vecino de Álvarez, perdió la vida. Otras tres personas, Guillermo Barrionuevo, de 36 años; Pedro Renzone, de 29, y Bruno Cetto, también de 29 años, lograron ser rescatadas por otras embarcaciones que acudieron al rescate y luego fueron asistidas por el Sies. En cuanto a las cuatro personas desaparecidas son Agustín Laporta, de 29 años, Lucas Villagran de 32 años; el dueño de la embarcación Ricardo Rubén Guerin, de 38 años y Ernesto Rodríguez.
Ayer se precisó desde Prefectura que las ocho personas regresaban de la zona de islas por un "canal secundario, que tiene una profundidad de 10 metros, una zona de mucha corriente y no es una zona fácil para la búsqueda". Asimismo se confirmó que el medio en que se transportaba era una canoa artesanal con un motor fuera de borda no registrado. Además se especificó que el dueño de la embarcación —que es uno de los desaparecidos— no contaba con la habilitación correspondiente para la navegación.
La fiscal Mariana Prunotto de la Unidad de Homicidios Culposos —a cargo de la investigación— confirmó que el vuelco de la embarcación se produjo el domingo pasado el mediodía en el kilómetro 403 del río, en un canal secundario de navegación. "Estaban todos en la canoa, en un momento dado empezó a soplar mucho viento, ingresó agua y se hundió", dijo Prunotto, en base a lo que contaron los tres sobrevivientes, quienes se encuentran en estado de shock y aún no se le tomó declaración.
Se especificó que los que viajaban en la canoa —metálica-madera de color rojo, de 5 a 7 metros de eslora, sin nombre ni matrícula— eran ocho amigos. Se supo que habían cruzado a las islas para pescar, pasar el fin de semana y festejar el cumpleaños de uno de ellos.
Ayer el prefecto mayor Fernando Santucci dijo que si bien mantienen "las esperanzas de hallarlos con vida", por las características del lugar y el testimonio de los sobrevivientes "a estas cuatro personas las estamos buscando en el fondo del río. Hubo una declaración de los sobrevivientes que dijeron que se estaban hundiendo, vieron cómo una persona estaba fallecida flotando y cómo los otros compañeros se fueron hundiendo paulatinamente".
Todos los habitantes de la zona —desde que se enteraron de la noticia— están conmocionados por la tragedia ocurrida el domingo en la zona de la Bajada Colacho. "Siete de los que viajaban en la canoa eran vecinos de Álvarez, me imagino lo que debe estar pasando esa localidad", dijo el presidente comunal de Pueblo Esther.
Estimaciones de posibles causas
Entre las causas de la tragedia se supone que una fue las malas condiciones para navegar que presentaba el río con fuerte oleaje por el viento, también se sospecha que la embarcación tenía alguna deficiencia —hecho que se podrá corroborará cuando se realicen las pericias tras hallarse la canoa—, otro factor sería el sobrepeso que ésta habría sufrido. Al respecto baqueanos del lugar consultados estiman que el estado en que estaba el río y el peso de ocho personas habrían incidido para que ingresara mucha agua. Además, se sigue investigando la falta de salvavidas en torno al naufragio.
Según familiares y amigos de los desaparecidos eran "duchos en navegar el río, se criaron allí", y acotaron que ellos gestionaron con un pescador conocido para que los cruzara a la isla entrerriana y luego los fuera a buscar. Cabe destacar que esta circunstancia es muy común de verse en toda la zona e incluso en Rosario, donde grupos van a pescar y a hacer camping en las islas los fines de semana.
Varios pescadores de la zona comentaron a este diario que "el río está bajo y siempre hay un pescador que los cruza y luego los trae, son canoas con pequeños motores. Van a «ranchear» y el peso de muchas personas en una canoa hunde la embarcación al límite, si a eso se le suma el oleaje, es un peligro".
Fuente: La Capital