La trama del homicidio del profesor de inglés, la búsqueda de los sicarios, la detención de su exesposa —hija de un conocido príncipe internacional de los gitanos— y la realización de fiestas swinger en una lujosa mansión de Beverly Hills sigue dando que hablar en Punta del Este.
La casa fue escenario de fiestas swinger conocidas por locales y extranjeros. Según supo El País, tiene cámaras de seguridad en el exterior y en el interior, por lo que todo lo que sucedía quedaba registrado.
Según pudo saber El País, de las fiestas participaban parejas tanto locales como extranjeras, entre éstas, argentinas y brasileñas. El ingreso a las fiestas tenía un costo para los participantes, como también los consumos durante los ágapes. De todas formas, no se sabe cómo las dos mujeres que allí residían mantenían su nivel de vida.
La propiedad se levanta en un predio de 1.049 metros cuadrados, frentista a la calle Curupay. Cuenta con diez dormitorios y diez baños, además de todo tipo de comodidades y amenidades. En una de las casas vivía la ex esposa de la víctima y su compañera. En la otra vivía hasta al menos un año atrás el profesor de inglés junto a sus dos hijos.
En la actualidad residen allí la exmujer (con su actual pareja) y su "compañera de vida". Mientras el profesor fallecido Edwar Vaz vivió allí, convivió con las otras tres parejas que su exesposa tuvo en los últimos diez años.
Un alto funcionario de la administración del expresidente argentino Carlos Saúl Menem fue quien puso el dinero para la compra del terreno donde hoy se levanta la lujosa mansión Gypsy Queen del barrio Beverly Hills de Punta del Este.
El citado funcionario —que mantenía un romance con la mujer de iniciales L.G., una amiga de la exesposa del asesinado Vaz—, luego entregó otra suma de dinero para construir los dos inmuebles que forman la propiedad ubicada sobre la calle Curupay.
Este dato fue confirmado a El País por cuatro fuentes independientes con conocimiento directo de lo que ocurre con los protagonistas de este caso que sacude a la opinión pública.
Vaz y L.J.M. contrajeron matrimonio el 14 de abril de 1997 y se divorciaron el 3 de junio de 2016. Ambos, mantenían una relación que se remonta a cuando L.J.M. tenía 14 años y era su alumna, según dijo la mujer a El País.
La compra del terreno y la posterior construcción de la casa ocurrió a partir del año 2004 cuando ambas mujeres y la víctima se instalaron allí.
Poco después terminó la relación entre el exfuncionario argentino y la amiga de la ahora detenida, quien con el paso del tiempo comenzó a trabajar de casera en la misma casa, trabajo por el cual recibe una remuneración de $ 24.000.
En el año 2012 la casa fue adquirida por un terrateniente brasileño dueño de campos, edificios, shoppings y hasta "socio de Donald Trump", según consignó la propia mujer a El País.
La suma desembolsada por el poderoso empresario brasileño fue de unos US$ 1.300.000 y fue a parar a una cuenta manejada por ambas mujeres. Con parte de esa suma la acusada compró un Mercedes Benz color rojo que usaba para pasear por Punta del Este y alrededores. El precio del auto es de los más elevados del mercado.
Los ocupantes de la vivienda esperaban para estos días la llegada del dueño de casa para enfrentar el resultado de un juicio por dos millones de pesos ganado por la víctima. Una versión distinta dio a El País la involucrada, quien aseguró que su exesposo fue quien realmente perdió el juicio.
La diferencia entre el brasileño y el fallecido fue de tipo laboral. A este reclamo se suman las denuncias cruzadas por proxenetismo, por la tenencia de un hijo y por violencia doméstica, que cruzaron a la víctima con su expareja. En el principio de la causa la "compañera de vida" de la acusada compareció como testigo aunque luego la Fiscalía le calificó como indagada.
Efectivos de la Policía de Maldonado, con la colaboración de su par montevideana y de otras reparticiones del Ministerio del Interior, explotan varias pistas para dar con el paradero de los dos sicarios que ajusticiaron a Vaz alrededor de las 21:57 del lunes 9.
Ambos sujetos fueron recogidos por el ahora detenido a la espera de ser enjuiciado por el homicidio de Vaz entre las paradas 41 y 42 de la rambla de Playa Mansa. Desde allí llevó a los dos sicarios hasta una media cuadra del edificio donde residía el occiso. El automóvil se estacionó sobre la calle Solís y los asesinos cubrieron a pie la distancia hasta la puerta de la torre que da sobre la avenida Lavalleja.
Vaz fue alcanzado por un proyectil, al parecer disparado por un revólver calibre .38. La bala le ingresó en el cráneo. Los asesinos cubrieron su retirada efectuado otro disparo que atravesó un ventanal del apartamento. Ambos sujetos actuaron en todo el momento encapuchados.
Una empleada de un comercio fue testigo y un joven que trabaja de delivery los persiguió durante un tramo. Éste vio tres siluetas en el interior del vehículo. Las cámaras de seguridad detectaron el trayecto hasta el punto donde dejaron a los dos autores del asesinato. Las cámaras de seguridad a las 22:53 tomaron al auto ingresando a una casa del barrio Kennedy de Punta del Este.