El pan, protagonista en la mesa de pobres y ricos, no resulta un alimento completo a la hora de evaluar su capacidad nutritiva, sin embargo, en San Luis, existe uno, con nutrientes que suplementan el bajo consumo de carnes y verduras.
Ideal, para ganarle partidas a la hambre, corregir malos hábitos de alimentación, acompañar el buen desarrollo de niños y niñas, o aportar buena musculatura a deportistas, el pan puntano, posee además bajo costo, buen sabor, una atractiva presentación, es de fácil distribución, y está formulado en base a harina de soja, de trigo y plasma bovino.
El producto, fruto de la ciencia aplicada que desarrolla la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), es el único en su tipo a nivel internacional y su formulación se encuentra disponible a la transferencia de una tecnología pensada para “solucionar los problemas de la sociedad”.
Así lo afirmó la ingeniera en alimentos, doctora en química, docente de la UNSL e investigadora del Conicet San Luis y directora del proyecto, Laura Rodríguez Furlan, dedicada al “desarrollo de productos y aditivos destinados a personas con requerimientos específicos”.
En diálogo con Télam, la científica, aclaró que este pan posee “una concentración mayor al 35% de harina de soja y que aprovechando las proteínas del plasma bovino que son de elevado valor biológico, alcanza un contenido proteico superior al 20 % que no existe en otro pan”.
El pan puntano, contiene además hierro y calcio, está recomendado para quienes padecen diabetes por su lenta absorción en el intestino debido a la alta presencia de fibras y, su matriz original, puede ser adaptada para vegetarianos, veganos y celíacos.
“Con la combinación de soja y trigo se obtienen proteínas completas y por ello el producto tiene todos los aminoácidos que nosotros necesitamos para nutrirnos”, porque, además las harinas son orgánicas, no están contaminadas con ningún producto agro toxico que se utilice en su cultivo como el glifosato.
“Es –afirma- un pan totalmente libre de aditivos y conservantes, totalmente natural, fácil de consumir y su resultado es una pieza aireada y voluminosa, con esa textura y ese sabor al que todo el mundo está acostumbrado”.
Ese resultado, fue el gran desafío que enfrentaron las investigadoras, ya que la incorporación de gran cantidad de harina de soja “no permite que se forme la red que retiene el dióxido de carbono y el vapor de agua durante la fermentación que permite que leude”.
Con respeto al plasma bovino, se trata de un aditivo, que provee capacidades tecnológicas excepcionales y que les permitió “mejorar muchísimo las propiedades, entre otras cosas como potenciador de sabor”.
Procedente de la sangre del animal, en el que representa un 4% de su peso, es un producto que generalmente se desecha, altamente contaminante, porque tiene una elevada demanda de oxigeno y tiene gran valor biológico, porque las proteínas de la carne, están dentro de las proteínas más completas que existen.
El producto ha sido diseñado como una pre-mezcla, con un año de vida útil y cada bolsa equivale a un kilo de pan blanco a un valor aproximado de 50 pesos, que destinados a poblaciones carenciadas mejoraría su calidad de vida.
“El problema de la gente de bajo recursos, es que generalmente come productos económicos que tienen un elevado contenido de carbohidratos como el arroz, el fideo y consumen muy pocas verduras, y carnes entonces tienen una dieta con alto contenido de carbohidratos y bajo contenido en proteínas que son necesarias para poder desarrollarse adecuadamente”, apunta la ingeniera.
“Esto está generando un impacto negativo en lo que son las futuras generaciones porque si los niños y niñas, están malnutridos no llegan a tener todo su potencial físico y mental, y eso impacta directamente en la eficiencia de ellos a lo largo de toda su vida, disminuye el coeficiente intelectual y limita su desarrollo”.
Pero entre los malnutridos, también hay personas que puede consumir lo que quieran, pero comen mal, eligen la comida rápida, con mucha grasa, muchos carbohidratos; otros que tiene la moda de no consumir carnes, otros que “se ven gorditos, que es la nueva pandemia que hay ahora, pero están anémicos por estar mal nutridos”, explicó
Por esto, el pan puntano serviría para hacer un balance nutricional como complemento para que estas personas puedan mejorar su calidad de vida con “unos simples pasos para poder incluirlo en la canasta familiar, con esa bolsita que lo hace fácil de distribuir y transportar”.
“Nosotros desarrollamos cosas para cambiar el mundo –destacó Rodríguez Furlán-, los argentinos somos muy inteligentes, muy innovadores a nivel internacional, siempre tratamos de utilizar desechos industriales para optimizar el proceso productivo o disminuir la contaminación, o buscar productos autóctonos de la Argentina que se puedan explotar para mejorar la productividad”.
Fuente: Télam