La reunión se desarrollará desde las 11 en oficinas centrales de la línea de bandera con la participación de representantes de los sindicatos de pilotos (APLA, de Aerolíneas, y UALA, de Austral), técnicos aeronáuticos (APTA), tripulantes de cabina (AAA), personal de mostradores (APA) y jerárquicos (UPSA). Para Luis Malvido, presidente de la compañía desde julio, será el segundo intento de acordar una flexibilización laboral luego de que en agosto presentara un plan de adecuaciones con el alegado propósito de empardar las condiciones de trabajo de otras compañías de la región.
La charla arrancará con el pie izquierdo. No sólo porque estará precedida de un paro en Aerolíneas y Austral por 24 horas que se cumplió el lunes pasado por parte de todos los gremios con excepción de la AAA (por ahora, fuera del frente que montó el resto) en reclamo de la adecuación de los salarios a la cláusula gatillo, sino porque la empresa planteará atar la resolución de ese ítem al acuerdo paritario global en medio de la liquidación de los sueldos de noviembre. En medio de la conflictividad la compañía también dispuso suspender a 376 empleados de varios sectores por entre 10 y 15 días por su participación en asambleas de protesta del 8 de noviembre pasado.
El eje de la disputa es para los gremios la falta de pago de un 6,5% extra que debió abonarse con los ingresos de octubre. Esa diferencia equivale a la aplicación del gatillo por la inflación de septiembre último pero la jefatura de Aerolíneas alegó que al momento de su liquidación se encontraba vencida la última paritaria desde el 30 de septiembre. Según la dirigencia sindical ese ítem es innegociable por el carácter “ultraactivo” de los acuerdos salariales, que según la jurisprudencia mantienen su vigencia hasta tanto son reemplazados por una nueva firma de ambas partes.
El llamado de Malvido, de todos modos, evitó lo que ya discutían los gremios: un nuevo paro el miércoles pasado, en medio del inicio de las deliberaciones del G20 y con la llegada de todos los mandatarios cuya presencia estaba comprometida en la cumbre. Otra estrategia del Gobierno –del Ministerio de Transporte, en particular- fue no haber impulsado hasta ahora el dictado de una conciliación obligatoria por parte de la cartera de Producción y Trabajo. Esa tregua administrativa hubiese evitado la huelga de la semana pasada pero en su lugar, tanto Malvido como Dietrich declararon en varias oportunidades que Aerolíneas y Austral se encuentran en virtual situación de quebranto y atadas a permanentes desembolsos por parte del Tesoro nacional.
El otro punto conflictivo de la conversación serán las condiciones de trabajo. La empresa insistirá con homologar al personal con el de otras compañías de la región en rubros como los descansos, los francos, la posibilidad de ejercer multitarea y el ítem denominado de “especialidad” que los gremios salvaguardan frente a los planteos de mayor flexibilidad en el ejercicio de funciones.
Con nulas expectativas y resueltos a iniciar nuevas medidas de fuerza en el corto plazo comprometieron hoy su participación los jefes de los gremios que actúan en bloque: Pablo Biró (APLA), Cristian Erhardt (UALA), Ricardo Cirielli (APTA), Edgardo Llano (APA) y Rubén Fernández (UPSA) así como Juan Pablo Brey, de AAA, escindido del grupo pero con la misma agenda de demandas que el resto.