El desconsuelo embarga a todos en la localidad de Progreso. Entre sus 3.000 habitantes la angustia se nota en los ojos de aquellos a quienes se les pide un recuerdo de "El Emi", como lo llaman al hijo pródigo de esta localidad.
Progreso se encuentra apenas a algo más de 70 kilómetros al noroeste de la ciudad de Santa Fe. Y 45 al norte de la ciudad Esperanza, en el departamento Las Colonias. Allí está la casa de Daniel Ribero, convertida en paso obligado para las largas decenas de periodistas que llegaron desde distintos puntos del país. El presidente del club San Martín y ex entrenador de Emiliano es uno de los pocos que aceptan hablar: "Espero que esto sea una pesadilla que tenga un final feliz. Somos 3.000 habitantes en Progreso y estamos totalmente shockeados. El milagro sería una justa retribución a los esfuerzos y los sueños", balbucea ante la prensa.
Los habitantes se declaran consternados. Aunque no es oficial, Progreso está de duelo. El sentido video del afamado entrenador español que actualmente dirige al Manchester, Pep Guardiola, o el posteo en una red social del astro francés Kylian Mbappé, en el que hacían votos para que aparezcan noticias positivas, va pasando de vecino en vecino. La certeza de que altos deportistas de todo el mundo comentan la lamentable noticia conmueve a los humildes habitantes de este simple poblado.
En Santa Fe, jugadores de Unión y Colón, los dos equipos de primera de la capital, se suman a las acongojadas plegarias. Emiliano Raúl Sala Taffarel, 28 años, aunque nacido en Cululú, es querido como un hijo propio de esta localidad, idolatrado tras destacarse como delantero en el fútbol europeo sin pasar por el profesionalismo argentino. Es por eso que la prensa nacional hablase menos de lo que en Progreso comentaban acerca de su estrella. Como este último salto de pocos días atrás: su transferencia del Nantes francés al Cardiff City de Gales.
Pasan unos minutos de las palabras del entrenador Rivero cuando arriba al pueblo, manejando su camión, Horacio, el papá de Emiliano. Son cerca de las 17 de ayer. Horacio se enteró de la triste noticia mientras manejaba su camión, rumbo a Ricardone, casi pegado, a 30 kilómetros de Rosario. Frenó su marcha en una terminal portuaria, descargó el cereal que transportaba y se sentó en un banco a la sombra para hablar con su familia.
"Estoy destrozado. No puedo ni explicarme lo que ha pasado, es algo que no puedo creer", confiesa frente a su casa y luego de haber saludado a su esposa y permanecer unos minutos dentro de la vivienda. Horacio recuerda la alegría de la última vez que habló con Emiliano, el domingo pasado: "Para él, como para todos, era un gran paso su transferencia a Cardiff. Es un chico que siempre la luchó. Un chico de pueblo, un chico humilde. No sé qué pudo haber pasado. Mi familia no sabía nada, yo les avisé", dice delante nuestro, aterido de dolor.
El padre no puede evitar llorar apoyado en un muro sobre la vereda. Sabe que los medios lo estaban filmando en directo. "Las horas pasan y no sé qué pensar. La noticia es tremenda. No sé. No hay palabras para explicar esto. Es un chico muy querido que se crio acá. Vinimos de Cululú cuando tenía 4 años" . Hasta esa hora "nadie" le ha "informado nada oficialmente" desde Europa.
Hasta los 15
El pueblo entero está compungido. Los rostros lo dicen claramente. Durante la mañana estuvieron unidos en una cadena oración. Emiliano jugó en el club local San Martín hasta los 15 años, luego se trasladó hasta Francia luego de haber formado parte de un proyecto de menores en el club Girondins de Burdeos. Inicialmente estuvo en la reserva a mediados del 2010. Se fue cedido al US Orleans de la tercera división y allí jugó dos años convirtiéndose en goleador del equipo con 19 tantos anotados en 37 partidos.
Volvió a ser prestado, ahora al Niort FC, de la segunda división, y en el 2015 llegó a la Ligue 1 con el Caen,. En el 2016, el Burdeos lo transfirió al Nantes FC por cinco temporadas donde descolló. Por eso el Cardiff decidió ficharlo por 17 millones de euros, el pase más caro en la historia del elenco galés, a razón de tres años y medio.
Emiliano Sala habría cumplido el sueño de todo joven de origen humilde país que tiene habilidad con sus pies. Ese que cumplieron Maradona, Tévez o Messi al ascender a las cimas más altas.El sueño parece haber quedado trunco.
Fuente: La Capital