Más de 400 personas, entre indígenas y ambientalistas de América y Europa participaron en una ceremonia en la comunidad de La Esperanza, ubicada al oeste de Tegucigalpa.
Durante el acto de homenaje, Berta Zúñiga, hija de Berta Cáceres, indicó que no quiere una justiciade apariencia sino que también se castigue a los autores intelectuales por el crimen de su madre.
“Hay información suciente, contundente, de la autoría intelectual y realmente el Estado de Honduras no tiene la voluntad política de llegar a sus máximos responsables porque son personas del poder económico”, agregó. Paralelamente en países como Perú, Colombia, Canadá y Argentina se realizaron actividades con vigilias y conversatorios para recordar el legado de la luchadora social hondureña.
El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) a través de su cuenta de red social publicó los post de solidaridad de las organizaciones sociales.
Desde Colombia, la organización Antiprincesa de los ríos indicó que “a Berta Cáceres luego de años de amenazas la mataron. La mataron por oponerse a ellos. La mataron en el país más peligros del mundo por proteger al medio ambiente (…) Su lucha, nuestra lucha, recorre nuestra América como las aguas de los ríos que ellos no han podido dominar”.
Por su parte, el ALBA Movimientos se sumó a las voces para exigir justicia para Berta Cáceres a través de un comunicado en su cuenta de Facebook. “Este 2 de marzo, tres años después de su vil y cobarde asesinato, persiste la impunidad del estado neoliberal, colonial, conservador, títere del imperio norteamericano (…)
Hoy recordamos que su lucha aún continúa y seguimos exigiendo justicia para Berta porque exigir justicia para Berta es exigir justicia para todos los luchadores populares, indígenas y campesinos”, reza el texto.
Antes de su asesinato Berta Cáceres había denunciado ante la justicia e instituciones judiciales haber recibido amenazas de algunos genentes de la empresa Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA), a cargo del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, el cual ella rechazaba por sus efectos contra el medio ambiente y las comunidades.
La activista fue asesinada por impactos de bala en 2016 en su casa por defender el río Gualcarque, en donde DESA pretendía construir una represa hidroeléctrica.(Notiamérica)