Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda reiterarán la posición que sentaron como antecedente en el fallo que impidió, en 2013 la reelección de Gerardo Zamora en Santiago del Estero. Pese al intento de diferenciarlos, existen varios puntos en común entre ese expediente y los que ahora se tramitan, uno por cuestionar la reforma constitucional -consulta popular mediante- que intentó Casas forzando al límite la interpretación de la carta magna local. Y otro por la decisión del Superior Tribunal que avaló que Weretilneck pueda acceder a un nuevo mandato pese a que el tribunal electoral había rechazado su candidatura. Los casos La Rioja y Río Negro funcionan como un espejo que también es mirado por oficialismo y oposición para medir fuerzas en pleno calendario electoral. Al dúo que ya tenía un precedente doctrinario en cuanto a este tipo de intentos por acceder a un nuevo mandato se le agregará Horacio Rosatti con una postura netamente constitucional. Como en los últimos fallos relevantes, el trío de supremos sentó posición sin aguardar qué puede pasar con los otros dos jueces. Los argumentos serán de corte netamente constitucional y apuntarán a tratar cada uno de los derechos que se invocan como afectados por la decisión política de avanzar con las candidaturas.
El fallo de La Rioja, pese a ser el primero que ingresó por una demanda impulsada por diputados de Cambiemos en esa provincia, se retrasó en dos oportunidades para que salga en conjunto con el de Río Negro, por sus similitudes. En contra de Weretilneck se presentó el Frente para la Victoria. Casos similares con protagonistas invertidos. Sin embargo, el Gobierno perderá más con el freno a las chances de Weretilneck, que con el impedimento a Casas. Es por eso que intentó trajinar despachos para evitar lo que finalmente se consolidará mañana. El propio ministro de Justicia, Germán Garavano, en ocasión de la visita de Marcos Peña a la Corte, culminó su periplo en la vocalía de Highton de Nolasco. El senador peronista Miguel Ángel Pichetto fue otro de los que intentó cambiar la suerte del gobernador rionegrino. En lo formal, Cambiemos también apeló la luz verde que le dio el tribunal local, pero su resultado es mirado con atención por la “mesa judicial”.
Quizá con buen olfato sobre el resultado, la Procuración General mutó su posición original sobre que la Corte no debía intervenir en este conflicto por tratarse de la interpretación de leyes provinciales. Los supremos avalaron la competencia originaria para tratarlos. Ayer, la procuradora Laura Monti opinó en contrario a las aspiraciones de Weretilneck y dictaminó revocar el fallo del Superior Tribunal de Justicia porque “no resulta ajustada a derecho” y “vulnera el principio republicano de gobierno de la Constitución nacional”. El impacto en la provincia patagónica será fuerte: tienen elecciones previstas para el 7 de abril, por eso el fallo contra reloj.
Monti hizo lo propio con Casas. Cuestionó “transgresiones” a la Constitución para solidificar, en apariencia, un cambio en el orden jurídico avalado por la población. Consideró el proceso “despojado de legitimidad”. Un camino similar recorrerá la Corte Suprema que también se encuentra lidiando con su propia interna sobre cuestionamientos a las posiciones que exhibe Rosenkrantz hacia el exterior y las que perciben sus colegas en cuestiones de política interna. Ese conflicto se mantuvo incólume y hasta ha tenido picos de tensión. Uno de ellos fue marcado por el malestar de los supremos con el discurso pronunciado el martes en el acto de inicio del “año judicial”. No lograron hacerse de copia alguna previa, aunque sospechan que hubo reparto selectivo del texto a algunos medios. El fallo de mañana será una prueba de fuego para Rosenkrantz, al que también lo medirán en su intento de desactivar un sinsabor para la Casa Rosada.