Macri le pidió a su equipo propuestas que permitan reconectar con los votantes de Cambiemos; Durán Barba hizo esta semana un duro diagnóstico que fue clave; el jueves hay una reunión para evaluar alternativas.
Después de meses de conversaciones reservadas, el Gobierno expuso esta semana públicamente una revisión acotada, pero simbólica no solo de su estrategia electoral , sino también de su esquema de gestión. El replanteo del rol del radicalismo y la evaluación de medidas económicas que mejoren el clima social fueron reclamados por el propio presidente Mauricio Macri hace diez días en una reunión con su entorno más cercano, cuando pidió que le acercaran iniciativas específicas. Pero esta convocatoria tuvo esta semana un activador silencioso: el cambio en el diagnóstico que acercó el asesor Jaime Durán Barba .
El ecuatoriano explicó que según sus estudios cualitativos el malestar estaba directamente relacionado con una percepción de distancia creciente entre el poder adquisitivo y los bienes de consumo básico, sobre todo alimentos, y que esta lejanía generaba también la sensación de una administración apartada de sus problemas. Con este diagnóstico, el Gobierno trabaja en una serie de medidas con tres ejes: algún tipo de acuerdo de precios, una negociación con las empresas de servicios para moderar el impacto de las tarifas y la instrumentación de mecanismos ágiles para fomentar el consumo y la toma de créditos. El jueves habrá una reunión para empezar a definir.
Durán Barba estuvo durante la semana con distintos funcionarios, incluyendo al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne , y el titular del Banco Central, Guido Sandleris . También se vio con Marcos Peña , Rogelio Frigerio , María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta . Y el viernes se estacionó largas horas en la quinta presidencial de Olivos, donde mantuvo un largo encuentro con Macri para convencerlo de que había que dar señales más nítidas. Marcó la ineficacia de un discurso basado solo en la comprensión del sacrificio si no iba acompañado por medidas que lo expresaran.
El Presidente es la roca más dura de horadar, ya que está convencido de que no hay que buscar atajos económicos y de que los paliativos de corto plazo no sirven. "Hoy está más duro él que Marcos", confió un funcionario.
A Dujovne y a Sandleris Durán Barba les dijo que él no entendía nada de economía, pero sí creía que algo distinto había que hacer, aunque sean solo señales de alivio para llegar mejor a las elecciones. Sobre todo en la cuestión de las tarifas y los precios de los alimentos. Curiosa coincidencia con su enemiga Elisa Carrio, que desde hace tiempo batalla con ambos déficits.
Los comentarios de Durán Barba tuvieron dos efectos. En primer lugar, exhibieron las dudas de un sector importante del Gobierno con los pronósticos de la conducción económica. Allí ya no confían tanto en las posibilidades de una recuperación de la actividad y una baja de la inflación en el período electoral, un escenario que Dujovne y su equipo mantienen contra viento y marea.
Pero además, potenció los planteos que desde hace tiempo venían haciendo Vidal y Rodríguez Larreta, los gobernadores radicales con Alfredo Cornejo a la cabeza, y algunos funcionarios como Frigerio, en el sentido de exhibir gestos claros de cercanía con un electorado propio desencantado. Así lograron que el núcleo más cercano a Macri, y el propio Presidente, se avinieran al menos a abrir un espacio de discusión. El tándem Vidal-Larreta hoy tiene otro peso. Ellos se juegan el territorio, y eso los acercó a los gobernadores radicales que cuestionan el laboratorio de la Casa Rosada.
Fuente: La Nación