Los detenidos, mayoritariamente hondureños, denunciaron que fueron sorprendidos cuando estaban descansando a la sombra de los árboles de la carretera.
Cuando Óscar Johnson Rivas, un soldado salvadoreño de 45 años, vio que agentes de migraciones mexicanos se lanzaron sobre miembros de la caravana de la que él mismo formaba parte, huyó montaña arriba y pasó seis horas escondido entre la densa vegetación.
Abajo, en la carretera la situación era muy diferente. Mientras los migrantes estaban reunidos en zonas de sombra para protegerse del calor a las afueras de la ciudad de Pijijiapan, policía y agentes federales llegaron en camionetas y furgonetas "Nos agarraron sin piedad, como animales"
Los migrantes fueron trasladados hasta varios autobuses, presumiblemente para su posterior transporte a un centro de inmigración donde tramitar su deportación.
Se vivieron momentos de tensión y drama: mujeres y niños lloraban y chillaban durante las detenciones junto a la carretera, mientras agentes forcejeaban para atrapar y subir a los migrantes a los vehículos, y varios hombres corrían para evitar ser atrapados.
Ropa, zapatos, maletas y carros de bebé quedaron tirados en el lugar tras la operación. En total fueron detenidas 367 personas, la mayoría de nacionalidad hondureña. “Lo que hicimos fue buscar el monte y alejarnos lo más posible para que no nos pudieran agarrar”, dijo Rivas, citado por la AP, quien afirma haber huido de su país por amenazas de pandillas.
“Nos agarraron sin piedad, como que fuéramos animales”, dijo sobre la forma en que fueron detenidos. “Eso es una barbaridad porque somos humanos todos”. ( AP/UNIVISION )