Un arquitecto residente de Tlatelolco, México, creó una idea para gestar comunidad e interactuar con los menores en medio de las cuarentenas por el coronavirus: narrar cuentos hasta sus ventanas.
Armado con una bocina -bautizada como la “bocina peregrina”-, un micrófono, un libro, una tableta digital, un cubrebocas y un cartel donde se lee “De la casa a la plaza: Narraciones para Tlatelolco”, Percibald García recorre la zona.
Frenado por la pandemia que le impidió seguir visitando San Simón el Alto, se dio cuenta que en Tlatelolco existen todas las condiciones para gestar un proyecto dirigido cien por ciento para los niños que habitan la unidad y así ayudar a romper el encierro que se vive desde hace meses y que afectó totalmente las actividades de los menores, quienes incluso tuvieron que terminar el ciclo escolar desde casa.
“Son narradores peregrinos, quienes con un megáfono van dejando sus huellas por todo Tlatelolco acompañados de una bocina y manteniendo la tradición oral del lugar”, explica sobre la idea cuyas instrucciones dirigidas a los y las niñas son muy sencillas.