El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció ayer la incautación de más de 12 toneladas de cocaína repartidas en cuatro almacenes, una cantidad con un valor superior a los 360 millones de dólares en el mercado estadounidense.
La operación, llevada a cabo en la región del Urabá, en el departamento de Antioquia (noroeste), supone un golpe para el Clan del Golfo, el mayor cartel de narcotraficantes del país.
Dirigido por la policía y el ejército, en colaboración con los servicios de inteligencia de los que el mandatario ha calificado de “países amigos”, este decomiso se produce en un contexto de incremento de la presión de las autoridades de Estados Unidos, que exigen a Colombia intensificar la lucha contra la producción de hoja de coca.
Santos ha recalcado los números de este operativo, denominado Lourdes. “Nunca antes, desde que comenzamos hace más de 40 años a luchar contra el narcotráfico, habíamos hecho una incautación de esta magnitud”, ha afirmado antes de desgranar otras cifras.
En 2017 las fuerzas de seguridad colombianas se han incautado de 362 toneladas de cocaína, un 15% más que en el mismo período del año anterior, y solo en Antioquia la cantidad asciende a 20 en los últimos meses. En el país, el kilo de cocaína cuesta 1.500 dólares, mientras que en Norteamérica se vende por 30.000.
Colombia sigue siendo el mayor exportador de coca del mundo y, tras la firma de la paz con la guerrilla de las FARC hace un año, frenar es producción constituye ahora uno de los principales desafíos para la convivencia y la transición de las zonas rurales.