El desarrollo del encuentro se enmarcó en la cautela por ambos lados durante los 46 minutos en los que se extendió el primer tiempo, porque si bien Boca fue el que manejó la pelota por mayor cantidad de tiempo, careció de profundidad, ya que cuando centralizó el juego perdió peligrosamente la pelota en tres cuartos de cancha, y cuando procuró perforar por los costados, Sebastián Villa se consumió más en en intenciones que hechos.
Y Banfield, que es el equipo con menor porcentaje de posesión del balón de los 24 que disputaron esta Copa Diego Armando Maradona, obviamente no se salió de ese molde de juego directo, que justamente consiste en recuperar apenas su rival supera la mitad de la cancha y lanzarse en pos del arco rival con el buen pie y la velocidad de sus volantes y delanteros.
Pero como el "Taladro" no encontró demasiados espacios para penetrar en la última línea boquense, esos 45 minutos iniciales se fueron consumiendo lejos de los arcos, a veces con el balón por los costados, otras por el medio del campo, pero casi nunca cayendo dentro de las áreas.
La mayor experiencia y jerarquía de los futbolistas boquenses, varios de cuyos titulares en la semifinal perdida en Brasil frente a Santos no estuvieron desde el arranque hoy en San Juan, fue algo que tuvieron muy en cuenta sus colegas banfileños, que paradójicamente y por circunstancias opuestas, parecieron compartir ese temor a perder.
Es que si bien Boca iba por su septuagésimo título y Banfield recién por el tercero, y eso considerando que el primero lo había conseguido hace más de un siglo, en 1920, cuando al profesionalismo le faltaban todavía 11 años para llegar al fútbol argentino, ese referido encuentro con Santos para el "xeneize" y el premio de ir a la Libertadores para el "Taladro" conjugaban dos elementos de presión para ambos.
Dentro de esos cambios que propició el técnico Miguel Ángel Russo estuvo uno obligado de Carlos Tevez (entró Mauro Zárate) porque recién llegó pasado el mediodía de hoy a San Juan porque su padre adoptivo está atravesando un delicado estado de salud, pero por contrapartida la inclusión del colombiano Edwin Cardona, cuya presencia había sido reclamada en Brasil, le dio, pese a su ritmo cansino, el fútbol que le faltó entonces.
Y si bien todas esas y otras variantes (también salió Franco Soldano para que entrara otro muy pedido en Vila Belmiro como Ramón Ábila) como como la de Nicolás Capaldo por Diego González no le aportaron demasiado al equipo en el primer tiempo y tampoco lo estaban haciendo en el segundo, un gesto individual de Cardona rompió el molde de un partido uniforme en cuanto a las chances de desnivelar para uno y otro.
Iban 18 minutos del segundo período cuando el colombiano recibió de izquierda a derecha de Zárate, enganchó al medio para sacarse de encima una marca cercana y con un furibundo derechazo quebró la resistencia de su compatriota Mauricio Arboleda.
Ese golazo con el que justificó su presencia en este híbrido Boca de Russo le costó caro sin embargo al nacido en Medellín hace 28 años, porque el esfuerzo del remate lo terminó lesionando en el aductor derecho, e inmediatamente debió salir para dejarle su lugar a Eduardo Salvio, otros de los excluidos por Russo que había sido titular en Brasil.
De allí en adelante el encuentro se planteó como más le gusta a Boca y menos a Banfield, que nunca asume el protagonismo de los partidos, sino que, como quedó dicho, prefiere generar espacios desde el repliegue para después producir con pases profundos, cambios de frente precisos y perforaciones por los costados.
Por contrapartida a Boca, como es la característica de los equipos de Russo, el repliegue y la contra son las aguas en las que mejor se mueven, y este equipo "xeneize" no es la excepción, aunque al final de la temporada le terminó alcanzando para llegar a la final del torneo autóctono pero no de la Libertadores.
Sin embargo en los últimos instantes del partido Boca se quedó con nueve hombres por la expulsión de Emmanuel Mas y la lesión del ingresado Diego González cuando ya se habían producido los cinco cambios, y en la última jugada del encuentro, en el sexto minutos de descuento, un ex-River como Luciano Lollo logró el empate con un cabezazo.
Después llegaron los penales y un remate desviado del siempre cumplidor Jorge Rodríguez y el acierto de los cinco pateadores boquenses, el último Julio Buffarini, que se irá de Boca por no haber llegado a un acuerdo contractual, le permitió a los "xeneizes" ofrecerle también este título a quien fuera su hincha más célebre, el que le dio el nombre a este torneo tras su fallecimiento, Diego Maradona.
El triunfo, en definitiva, dentro de una final tan chata como lo fue todo este primer torneo organizado por la Liga Profesional de Fútbol, "solamente" le sirvió a Boca para alcanzar el número redondo de 70 títulos, y para Tevez, que ingresó faltando siete minutos, de incrementar sus logros con la camiseta auriazul a 11, y a 29 en toda su carrera.
El final para Banfield, primer club del fútbol argentino presidido por una mujer (Lucía Barbuto) en alcanzar una final de campeonato, le impidió alcanzar su tercer título, que en el último partido también habría sido contra Boca como en los dos anteriores, en aquel de 1920 como en el Apertura de 2009. Y se quedó sin la chance de jugar la Libertadores. Para los de la Ribera la conquista no significaba tanto.
Boca Juniors logró este domingo la Copa Diego Armando Maradona ante Banfield en el estadio Bicentenario de San Juan y con ello sumó su título número 70 entre torneos nacionales e internacionales.
De esta forma el club más ganador del fútbol argentino alcanzó a River con 48 obtenciones entre copas locales y ligas oficiales en Argentina.
En sus 116 años de vida la institución "xeneize" sumó 34 ligas argentinas y 14 copas locales, a los que hay que agregarle sus 22 trofeos internacionales.
Boca había sumado su último campeonato con la obtención de la pasada Superliga, también dirigido por Miguel Ángel Russo.
Fuente: Agencia Télam