A un año de la muerte de Fidel, los cubanos votan en elecciones sin oposición
El pueblo deberá elegir a sus autoridades municipales, primer paso para dar con el sucesor de Raúl Castro.
DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2017
Ayer se cumplió el primer aniversario de la muerte deFidel Castro y hoy los cubanos eligen a sus autoridades municipales, en unos comicios sin candidatos opositores, que conducen a la elección del sustituto de Raúl Castro en 2018, lo que marcará el primer relevo generacional en casi seis décadas.
Más de ocho millones mayores de 16 años (en una población de 11,2 millones) están convocados a elegir por voto directo y secreto a 12.515 concejales entre unos 30.000 candidatos propuestos a mano alzada en asambleas vecinales, ninguno de ellos miembro de la oposición.
Los comicios se celebran un día después de la conmemoración del primer aniversario de la muerte de Fidel Castro , quien puso en vigor en 1976 el singular sistema político-electoral de Poder Popular, que La Habana defiende como "el más democrático y transparente" y la oposición tilda de "farsa".
Su sucesor no debe apellidarse Castro ni formar parte de la vieja guardia histórica de la revolución, todavía en el poder.
Un posible sucesor
Todos los pronósticos apuntan al actual primer vicepresidente primero, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años que en tres décadas fue trepando gradualmente por los escalones del poder, de la mano de Raúl.
Sin embargo, nada indica que Raúl dejará la jefatura del gobernante Partido Comunista (PCC, único), principal cargo político del país, antes de su próximo Congreso en 2021. Tendrá para entonces 90 años.
El sistema de votación
El mecanismo electoral de Cuba , diseñado para perpetuar el sistema socialista instaurado en 1959, establece elecciones cada dos años y medio para delegados municipales (concejales), y cada cinco para delegados provinciales (alcaldes) y diputados al Parlamento.
Los concejales electos formarán los gobiernos municipales y propondrán de entre ellos el 50% de los candidatos a las asambleas provinciales y al Parlamento, que elige al Consejo de Estado y a su presidente. El otro 50% es propuesto por seis organizaciones sociales cercanas al gobierno.
El Partido no postula, pero supervisa el proceso, sin dar tregua a la disidencia.
El voto no es obligatorio, pero constituye un acto de "reafirmación revolucionaria" y el abstencionismo es mal visto políticamente.