Este lunes por la tarde debieron ser evacuados el Ministerio de Seguridad de la provincia y la escuela “Domingo Faustino Sarmiento” por una amenaza de bomba que, luego se comprobó, era falsa.
Ambos edificios se ubican en la misma cuadra, sobre calle Primera Junta entre 1° de Mayo y 9 de Julio, en pleno centro santafesino, frente a la plaza San Martín y la estación de los Bomberos Zapadores.
Por la amenaza los dos edificios debieron ser desalojados (los chicos de la escuela y los trabajadores del ministerio cruzaron a la plaza) y se cerró el tránsito en la zona, lo que generó caos vehicular hasta que finalmente se comprobó que se trataba de una falsa alarma.
Esta modalidad, que lleva varios meses y ha tenido como blanco escuelas públicas y privadas de la ciudad, ahora ha superado todos los límites, al punto que ni el propio ministerio que debe velar por la seguridad de todos los santafesinos pudo evitar recibir el aviso y proceder según el protocolo, para desalojar y verificar la existencia de un artefacto explosivo.
Es evidente que con más de 200 amenzas en éste tiempo y unos pocos autores de los llamados identificados, las autoridades no logran encontrar la manera de detener la zaga.
Horas de clases perdidas, desalojos que implican niños y adultos en la calle mientras se procede a la verificación de los edificios, altos costos de procedimientos que involucran a policía, bomberos y brigada de explosivos, son sólo algunas de las consecuencias de la actitud de los bromistas que no pueden ser controlados.
Ni siquiera la detención e iniciación de una causa penal por “intimidación pública” a quienes fueron identificados como autores de las amenazas logra desalentar las intenciones de aquellos que gozan mientras ven cómo se procede luego de cada llamado.