El fenómeno de La Niña —es decir, el enfriamiento del Océano Pacífico en el Ecuador— podría extenderse durante el verano y llegar incluso al primer tramo del otoño. Es la tendencia que proyectan los especialistas de la Administración Nacional de la Atmósfera y el Océano de Estados Unidos (Noaa, por sus siglas en inglés).
Para la ciudad de Santa Fe —en realidad, para el Litoral y la región central de la Argentina— este escenario implica que el principal “forzante” climático no va a estimular las lluvias. Por eso, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) adelanta que se esperan precipitaciones normales o inferiores a las habituales durante el próximos trimestre (enero a marzo).
Los expertos del Noaa indican que casi todos los modelos predicen que el pico de La Niña —con una intensidad de débil a moderada— se dará durante este verano, con una transición hacia una fase neutral a la mitad del otoño.
“Actualmente se observan condiciones frías sobre el Pacífico Ecuatorial Central y la circulación atmosférica responde a dicho enfriamiento. La probabilidad del establecimiento de “La Niña” es alta y alcanza al 82% para el próximo trimestre”, coincide el informe trimestral del SMN.
Para Santa Fe, el protagonismo de La Niña supone dos cosas: que disminuye —no que desaparece— el riesgo de crecidas importantes en la cuenca del Paraná que puedan afectar a la ciudad (sobre todo a los barrios costeros) y que puede resentirse el rendimiento de los cultivos —por las menores lluvias— y la productividad de las pasturas que alimentan al ganado de carne y leche, con significativas consecuencias económicas.
Pero los meteorólogos siempre advierten que La Niña no es el único fenómeno que influye en el clima y que los factores regionales pueden moderar esta tendencia de que llueva menos o profundizar el riesgo de un pulso seco —incluso una sequía—.
Fuente: El Litoral