"Un hijo que nace de una fertilización asistida es de quien presta el consentimiento, independientemente de la biología y la genética", sostuvo esta mañana por LT9 la abogada Nadia Parolín, que patrocina a la mujer que consiguió la autorización de la Justicia para comenzar el proceso de gestación con esperma de su pareja muerta.
La letrada dijo además que "las técnicas de fertilidad tienen esta situación que permiten no sólo diferir en el tiempo la concepción, sino además esta cuestión de que el único elemento común en una técnica de fertilidad es la voluntad".
"Nuestra ley regula la ovodonación, la donación de esperma e incluso de embriones. Un hijo que nace a partir de una fertilización asistida es hijo de quien presta el consentimiento informado, independientemente de la biología y la genética", aseveró.
En el mismo sentido señaló que "el consentimiento es la estructura fundante de cualquier tipo de autorización judicial relacionada con la fertilidad, es decir, de quien tuvo la voluntad de ser papá o mamá".
Parolín indicó además que existe la posibilidad de extender este consentimiento a través del tiempo, que fue lo que sucedió en este caso, ya que la persona que falleció había dejado a lo largo del tratamiento indicios de que si estuviera viva mantendría su voluntad de tener un hijo con su pareja.
La nota completa acá