Personas menstruantes diagnosticadas con endometriosis viven en un estado de "desesperación" por los dolores producto del establecimiento de tejido endometrial fuera del útero, a la vez que consideraron que "está naturalizado el dolor menstrual por mandato patriarcal", en el marco del día mundial de esta enfermedad que se conmemora este martes.
"El útero tiene una capa endometrial que crece y espera la gestación, de no efectuarse un embarazo eso cae en forma de menstruación. Ahora, si hay partes de endometrio en el abdomen donde no deberían estar, van a sangrar y a partir de eso se generan los síntomas, como dolor al orinar, diarrea, dolor ovárico, dolor al tener relaciones sexuales, sangrados abundantes", explicó a Télam Mercedes Fiuza, ginecóloga y obstetra e integrante de la Sociedad Argentina de Endometriosis (SAE).
La creadora de la campaña en las redes sociales "Que te duela no es normal" manifestó que "el dolor menstrual es un síntoma totalmente subestimado" donde "que digan que ya va a pasar es parte de la violencia machista", y que si "ese dolor hace que te quedes en tu casa, sientas contracciones, te incapacite y tengas que tomar altas dosis de medicación, no es un dolor 'esperable'".
La endometriosis en primera persona
Rocío Llano (37) vive en Pilar, al norte de la provincia de Buenos Aires, es instrumentadora quirúrgica, auxiliar materno infantil y trabaja como puericultora.
"Mis menstruaciones fueron muy dolorosas al nivel de que se me duerman las piernas y me desplome en el piso del colegio. Ya de adulta terminaba en la guardia todos los meses para que me dieran calmantes", contó a Télam la mujer que fue diagnosticada a los 32 años.
"Tenía hemorragias, me dolía la cintura, la cabeza, el estómago y el intestino, sentía como una contracción. Mi dolor menstrual no me dejaba hacer nada, y la respuesta de los profesionales era 'tus estudios están normales, la menstruación duele' y me sugerían tomar algo para anticipar el dolor", relató.
A sus 20 años, luego de tener pérdidas fuera del ciclo menstrual, le extirparon un quiste en el ovario, sin embargo, no fue diagnosticada. "Me recetaron anticonceptivos pero luego tuve que suspender. Ya estaba desesperada, me tenía que quedar acostada en la cama y tuve que faltar muchas veces al trabajo, a la facultad o cualquier tipo de actividad. Es desesperante sentir ese dolor, es enloquecedor", revivió.
"Por las hemorragias me ha pasado llegar a mi trabajo toda manchada y tener que pedirle a mis compañeras que me busquen ropa para cambiarme", evocó.
Así, Llano expresó haber transitado días de "angustia" hasta que finalmente se sometió a una laparoscopia. "Mi diagnóstico fue endometriosis infiltrante grado cuatro, en el que se encontró focos en el intestino y la vejiga, además el útero estaba pegado con las trompas y eso podía afectar mi fertilidad", explicó.
"Me dieron una medicación que no permite que ovules ni menstrúes, hasta que quise buscar un embarazo y volvió el dolor porque la endometriosis es estrogenodependiente", indicó.
Llano se ha sometido a tres procedimientos quirúrgicos debido a la enfermedad, realiza una dieta antiinflamatoria, y trata los síntomas con medicamentos hasta poder arrancar su tratamiento de fertilidad.
"La endometriosis afecta no solo lo físico, sino el aspecto emocional, por eso es importante encontrar un profesional que escuche y entienda lo que le pasa a cada una, y el deseo reproductivo de quien no quiere ser madre y de la que sí, para darle opciones como congelar óvulos", concluyó.