La Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires confirmó la sentencia a prisión perpetua a uno de los tres condenados por el crimen de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años secuestrada y asesinada en 2011 en el partido bonaerense de Hurlingham, informaron fuentes judiciales.
Por unanimidad, el máximo tribunal bonaerense rechazó el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley presentado por el defensor oficial de Hugo Elbio Bermúdez.
De esta manera, quedó firme la condena a prisión perpetua de Bermúdez como coautor del delito de "privación ilegal de la libertad coactiva seguida de muerte", dictada en 2017 por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Morón. Por el mismo delito que Bermúdez, Leonardo Daniel Jara también había recibido la pena máxima.
En el fallo de 35 páginas, al que tuvo acceso Télam, la jueza Hilda Kogan sostuvo en su voto - al que adhirieron sus colegas Luis Esteban Genoud, Sergio Gabriel Torres y Daniel Fernando Soria- que "la denuncia de arbitrariedad en la valoración de la prueba, vinculada al planteo de errónea revisión de la sentencia de condena y a la afectación del principio in dubio pro reo respecto de ambos imputados, no trascienden de una mera opinión discrepante con los hechos y la prueba".
"Es que, en resumen, todos los elementos de cargo constitutivos de indicios y presunciones señalados en ambas sentencias confirman la hipótesis de cargo", aseguró la magistrada.
Los elementos que en su momento el TOC 3 de Morón ponderó para las condenas en el juicio oral fueron las pruebas de ADN, que demostraron el cautiverio de la niña en la casa de la calle Kiernan 992, de Hurlingham, y que vincularon a Bermúdez, quien también quedó implicado con la quema de evidencias en la casa de su ex pareja.
Además, pericias de audio confirmaron que Jara fue el autor de un llamado con un mensaje hacia Carola Labrador, la madre de Candela, en el que le dijeron: "Hasta que esa c… no devuelva la guita no la va a ver nunca más, que le pregunte al marido dónde dejó la guita".
En los fundamentos de aquella sentencia del 20 de septiembre de 2017, los jueces Diego Bonanno, Raquel Lafourcade y Mariela Moralejo sostuvieron que el móvil de la privación ilegal de la niña fue un "ajuste de cuentas contra el padre (de Candela), por algún ilícito que este cometiera", en referencia a Alfredo Rodríguez, quien al momento del secuestro de su hija cumplía condena por piratería del asfalto.
El segundo juicio
Por el caso Candela habrá un segundo juicio, del que aún no hay una fecha establecida en el que serán juzgados como "partícipes necesarios" del crimen de la niña el narcotraficante Miguel Ángel "Mameluco" Villalba, condenado a 27 años de cárcel por una serie de causas por narcotráfico en la villa 9 de Julio de San Martín; junto al ex policía bonaerense Sergio Chazarreta; el sindicado informante policial Héctor "El Topo" Moreyra; y el carpintero Néstor Altamirano.
Para el fiscal de Morón Mario Ferrario, Villalba lideró la organización criminal que cometió el secuestro y crimen de Candela. Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinaron dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la niña, Alfredo Rodríguez, porque creyó que éste había "dateado" a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran 13 días antes de la desaparición de la niña.
Y la otra fue que la organización criminal buscaba ajustar cuentas con el padre de la víctima -en aquel momento detenido por piratería del asfalto- por una deuda económica. Además, tres altos jefes policiales del momento, los ex de la Policía bonaerense Hugo Matzkin y Juan Carlos Paggi, y el ex de Investigaciones de esa fuerza Roberto Castronuovo, fueron indagados el año pasado por "encubrimiento agravado" en el caso Candela, aunque luego fueron sobreseídos, pero la Fiscalía General de Morón apeló esa resolución en febrero pasado.
Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en la localidad bonaerense de Villa Tesei, partido de Hurlingham -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía.
El 28, la tía de la niña recibió la llamada extorsiva atribuida a Jara, en tanto el 31 del mismo mes el cuerpo de la víctima apareció en una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.