Facundo Burgos, de 11 años, perdió la vida al recibir un tiro en la cabeza cuando viajaba como acompañante en una motocicleta de baja cilindrada conducida por un adolescente de unos 14 años. El mortal suceso ocurrió alrededor de las 2 en la esquina de avenida Avellaneda y pasaje Río de Janeiro, en la zona de El Bajo de la capital de la provincia de Tucumán.
“Lo mató un policía; yo me salvé por milagro”, aseguró J. A., quien conducía la moto. Según contó ante la fiscala Adriana Giannoni, había asistido a las picadas que se realizan detrás de la vieja terminal de colectivos, en el parque 9 de Julio, junto a tres amigos en una moto Honda C-90 morada que él conducía. Dijo que después fueron a cargar nafta a una estación de servicio de la zona de Avellaneda y pasaje Río de Janeiro, donde no les quisieron vender combustible.
Cuando se retiraron -relató- vieron pasar tres rodados, con dos personas a bordo de cada uno, que eran perseguidos por dos motoristas del 911. Según dijo el adolescernte, quedaron en medio de un tiroteo en el que el menor recibió el mortal impacto.
Después de declarar, el chico fue llevado hasta esa zona para intentar precisar su versión. Se prestó especial atención a las cámaras de seguridad que hay a lo largo de ese recorrido.
Una fuente policial dijo que en una de ellas se vio que la víctima y sus amigos formaban parte del grupo que escapaba de los uniformados. Se presume que los dos chicos detuvieron la marcha de la moto para enfrentar a los policías. En consonancia de la versión que el chico que conducía la moto tiene antecedentes. En noviembre de 2016, J.A. habría quedado involucrado en un intento de robo en el que murió un policía, Leandro Matías Meyer, de 26 años, quien fue ultimado de un tiro cuando tres jóvenes los interceptaron para robarle la moto en Villa Mariano Moreno. Uno de ellos, conocido como “Huguito”, fue abatido, y los otros dos escaparon, pero luego fueron capturados. J. A., al ser inimputable, fue entregado a su madre.
La versión del joven es opuesta a la de la Policía: “Íbamos doblando cuando pasaron tres en motos tipo Honda CG 150 y dos policías en moto con armas en la mano y empezaron hacerse tiros a la distancia que íbamos nosotros. Doblamos y nos agachamos. Cuando yo aceleré mi amiguito cayó al piso. Le disparó la Policía. En total Fueron como 20 tiros”, le dijo el muchacho a LA GACETA. “Los policías se frenaron, en vez de perseguir a los que hacían tiros. Me decían que eran mis amigos”, agregó.
Facundo Burgos, el niño fallecido, fue llevado en una ambulancia hasta el hospital Padilla. Su amigo fue trasladado hasta la seccional 2ª. Permaneció hasta la mañana.
Su madre, J. H., se presentó cerca de las 4 junto al abogado Juan Benedectis, quien presentó un habeas corpus en favor del chico por las presuntas irregularidades en su detención.
“Las balas salieron de la Policía. Dios me devolvió a mi hijo, o si no ahora lo estaría enterrando”, señaló la madre del muchacho en Tribunales. “No estaban armados ni participaron de un tiroteo. Fue un hecho aberrante por parte de la Policía, se trató de una ejecución”, afirmó Benedectis, quien pidió protección para de defendido.
Según la Policía, dos motoristas del 911 observaron el paso de tres motocicletas tripuladas por conductores y acompañantes que circulaban de forma sospechosa.
El subjefe de Policía Francisco Picón dijo que los agentes persiguieron a los motociclistas, que comenzaron a hacer disparos contra los uniformados, quienes respondieron. En el lugar se encontraron dos revólveres calibre 22 y vainas de armas 9 mm.
Por la tarde, según una fuente judicial, la pericia del dermotest dio positivo en el caso del conductor de la motocicleta, por lo que quedaría demostrado que usó un arma de fuego. El chico estaba demorado anoche. Se esperaba determinar claramente su edad.
Con las pruebas que reunió, la fiscala ordenó que los efectivos recuperen su libertad.
Fuente: La Gaceta de Tucumán.