El hombre de 53 años cuyas iniciales son RMT fue imputado este domingo como autor de un doble homicidio ocurrido el pasado domingo en barrio Guadalupe Oeste, en el que murieron dos hermanos identificados como Andrés Fabián y Gustavo Daniel Monje.
El fiscal que investiga el caso, Andrés Marchi, le imputó la autoría del delito de homicidio doblemente calificado (por ser perpetrado con el concurso premeditado de dos o más personas, y por ser realizado mediante el empleo de arma de fuego) y reiterado (por ser dos las víctimas)
La imputación se realizó este domingo por la mañana en los tribunales de la ciudad de Santa Fe ante el juez de la Investigación Penal Preparatoria (IPP), Jorge Patrizzi.
Los dos homicidios que investiga el fiscal Marchi ocurrieron el pasado domingo en una vivienda ubicada en inmediaciones del Pasaje Sin Nombre entre Matheu y Azcuénaga del denominado barrio Chaqueño.
Todo indicaría que alrededor de las 16:00, el imputado y otros cuatro hombres familiares suyos fueron en un automóvil hasta el lugar de los hechos. Descendieron del vehículo, patearon la puerta de la casa e ingresaron.
Luego de apartar a los empujones a una mujer que estaba en la casa, el imputado se dirigió al fondo de la vivienda. Mientras tanto, los cuatro familiares del imputado se quedaron en la puerta para impedir que ingresaran otras personas.
Al escuchar lo que ocurría, Andrés Fabián Monje intentó escapar por el tejido de un patio trasero, sin embargo, el imputado le disparó con una escopeta y le produjo la muerte.
En relación al otro fallecido, Marchi informó que cuando el imputado y sus familiares se iban del lugar, llegó Gustavo Daniel Monje para ayudar a su hermano.
Con intención de darle muerte, el imputado le disparó con el arma de fuego que tenía en su poder y logró impactarlo, motivo por el cual también murió en el lugar.
Roberto Tira (75) era dueño del Corralón Las Heras, ubicado en la esquina de 12 de Infantería y Las Heras. La mañana del 30 setiembre de 2015 fue encontrado asesinado en el interior del departamento que habitaba en la planta alta del negocio. Tenía una puñalada en el pecho. Previo a ello, recibió una andanada de golpes en su cabeza con un elemento contundente, que se presume fue una botella.
Un crimen que sigue impune
El asesinato de Roberto Tira es un caso que todavía sigue impune.
La última luz de esperanza se encendió en diciembre del año pasado cuando el Ministerio de Justicia ofreció un millón de pesos a quien aporte información sobre el homicidio. Sin embargo hasta el momento dicha iniciativa no tuvo resultado positivo.
Respecto a la secuencia del hecho, todo parece indicar que el dueño de casa (ya sea por voluntad propia, bajo algún engaño o amenazado) fue quien abrió la puerta a su propio asesino.
Esto es así porque tanto la puerta de acceso como las ventanas del inmueble, ubicado en la esquina de 12 de Infantería y Las Heras, no presentaban signos de violencia.
El comerciante se trabó en lucha con su asesino, por cuanto presentaba heridas cortantes (del tipo defensivas) en manos y brazos. La herida que a la postre resultó fatal, habría sido ocasionada con un cuchillo que le interesó la arteria pulmonar y le provocó una abundante pérdida de sangre.
Fue Mariana, una de las hijas de Tira, quien aquella mañana, cerca de las 8, llegó al lugar y encontró la puerta abierta del negocio, pero ese detalle no le llamó la atención.
Tanto sea ella, como los empleados que llegaron segundos después, pensaron que Roberto ya estaba levantado y se les había adelantado en hacer la apertura del local.