El Gobierno ratificó la centralidad de la recomposición de reservas internacionales, para lo cual negocia financiamiento con organismos multilaterales para engrosar las arcas del Banco Central hasta que llegue la fuerte liquidación del agro a partir de abril, en un marco de eliminación del déficit fiscal para combatir la inflación, dijeron fuentes oficiales.
Además de la cuestión fiscal, el tipo de cambio a $800, con un ajuste del 2% mensual, también funcionará como ancla de expectativas. El objetivo final que persigue el equipo económico es llegar a un equilibrio macroeconómico que permita la unificación cambiaria y la remoción de los controles de capitales.
Fuentes oficiales indicaron que los primeros pasos del programa del Gobierno son “corregir la enorme distorsión de los precios relativos” y terminar en el mediano plazo con la dominancia fiscal de la política monetaria; esto es, con la necesidad de que el BCRA asista al Tesoro con financiamiento.
De allí el objetivo planteado por el presidente Javier Milei de alcanzar el superávit financiero en 2024, y no sólo el primario.
A pesar de algunas críticas que se escucharon en los últimos días respecto a que el Gobierno aún no había lanzado un programa sino solamente medidas de emergencia, desde el equipo que conduce el BCRA aseguraron la existencia de “un plan de estabilización” que estaría atravesando su etapa de “sinceramiento de las variables”.
Como las expectativas de los agentes juegan un rol importante en el éxito, desde el equipo económico revelaron que al ancla fiscal se le suma la cambiaria. De esta manera, se ratificó el crawling peg de 2% mensual que tendrá el dólar oficial mayorista, luego del fuerte salto del 119% que tuvo ayer hasta situarse en los $800.
En el BCRA creen que la importante corrección cambiaria servirá como ancla de las expectativas de inflación, además de dar un colchón para que en los próximos meses se pueda mantener ese nivel de ajuste mensual, a pesar de que seguramente irá por debajo de la tasa de precios.
Otro tema de preocupación para el nuevo equipo del BCRA es la acumulación de reservas internacionales “que al día de hoy son negativas en términos netos”.
En este punto se plantean tres estrategias distintas pero simultáneas: en primer lugar, la administración de los flujos que entrarán en 2024 a partir de las exportaciones de la agroindustria, la minería, la energía, la economía del conocimiento, entre otros sectores.
Con el nuevo tipo de cambio en $800, los incentivos a exportar son altos y a importar mucho más bajos, con lo que es factible obtener un saldo comercial positivo si se mantiene el dólar en estos términos.
Por otro lado, buscarán administrar la deuda comercial que los importadores tienen con sus proveedores externos. En el BCRA creen que esos pasivos ascienden a más de US$60.000 millones entre bienes y servicios.
La nueva administración culpa al gobierno anterior por la aprobación en los últimos meses de muchas más compras de las que Argentina podía pagar.
Parte de la solución a ese problema será la emisión de Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), a partir de la cual el BCRA le otorgará a los importadores un instrumento financiero a cobrar en dólares a fines de 2027 con una tasa de interés anual del 5%. Las empresas comprarán los bonos con pesos.
Fuentes del BCRA descartaron que el mecanismo sea una “estatización de deuda privada” como sostuvieron ayer desde algunos sectores opositores. “Es al revés, el BCRA le debe dólares al sector privado y lo que estamos tratando de hacer es extender el plazo de pago. Si los importadores voluntariamente aceptan ese canje de deuda, es un alivio para el Banco Central. Estás cambiando una deuda corriente por una deuda futura”, señalaron fuentes de la autoridad monetaria.
La Secretaría de Comercio se encargará de abrir un registro para analizar al detalle el monto total de la deuda comercial, qué empresas son las que deben o no, si ya cancelaron, y demás pormenores.
Por otra parte, el Gobierno trabaja con distintos organismos internacionales para conseguir financiamiento puente para engrosar las reservas hasta abril-mayo, período en el cual el sector agroindustrial comienza a liquidar divisas en grandes magnitudes.
Respecto a las tasas de interés en el BCRA consideraron adecuada la actual de 133% a 28 días para las Letras de Liquidez (Leliqs), aunque fuentes consultadas señalaron que no se van a atar a un esquema inflexible y que las decisiones se irán tomando de acuerdo a lo que amerite cada coyuntura.
La cuestión Leliq es otro tema que está en el radar de las nuevas autoridades. Desde el equipo económico consideran que el principal problema es que actualmente los intereses de esos pasivos remunerados representan dos tercios del total de la emisión monetaria.
Es decir que, inclusive en un caso donde el déficit va a cero y no hay más emisión para financiarlo, se siguen imprimiendo pesos para pagar los intereses de los pasivos del BCRA.
Fuentes oficiales del BCRA señalaron al respecto que “si lo que queremos es bajar la inflación y levantar el control de capitales esos intereses representan un impedimento. Entonces cuanto antes se pueda reducir esa emisión de dinero, mejores serán las probabilidades de poder modificar las variables, normalizar los precios relativos y levantar los controles”.
Y agregaron que “todo lo que se va a ir viendo en la política monetaria va a apuntar a que haya menos impresión de pesos relacionados con los intereses de la deuda. El primer paso fue bajar la tasa de pases pasivos de 126% a 100%”.