Si algo le faltaba a Jannik Sinner para meterse de lleno en el concierto tenístico era ganar un Grand Slam. Y lo hizo de manera magistral: le dio vuelta un partido increíble a Daniil Medveved, que arrancó a toda orquesta, pero después se vio superado por la potencia y resistencia del italiano. Fue 3-6, 3-6, 6-4, 6-4 y 6-2 en una cancha a estallar y hay nuevo monarca en Melbourne Park.
Por primera vez en 19 años, ningún integrante del Big Three (Novak Djokovic, Roger Federer, Rafael Nadal) estuvo en la definición del primer GS del año.
Nace una nueva era en el tenis y, claro está, Sinner ya se anotó para dominarla.
Tal como marcan los números, el ruso tuvo un dominio total del juego en los dos primeros parciales. Sólido desde el fondo y con un saque rendidor, controló al italiano con un doble 6-3 que lo acercó a la gloria en el Rod Laver Arena.
Medvedev venía de revertir un 0-2 ante Alexander Zverev en semifinales y seguramente ese dato pasó por su cabeza cuando arrancó el tercero. Y le dieron de su propia medicina. Jannik, con el golpe sobre Nole todavía fresco, supo que no podía dejar pasar la chance e incluso, que no podía perder en sets corridos.
El ruso aflojó y Sinner pasó por caja. Quebró en el décimo game del tercero y a partir de ahí se enfocó en consumar la hazaña. Apostó a largos peloteos, los ganó casi siempre y se mostró entero, mucho más que su rival, en la recta final del partido.
El set decisivo tuvo un único dueño: Sinner. El tenista de 22 años pasó por arriba a Daniil, que vio como reaparecieron los fantasmas de 2022, cuando le ocurrió lo mismo ante el gran Rafa Nadal. Ahora lo sufrió con un rival que se las trae y que está dispuesto a ser el mejor del planeta. Por lo pronto, muy joven, tiene una copa de Grand Slam para guardar en San Cándido, su terruño italiano.